miércoles, 23 de marzo de 2016

Discurso de ingreso en ASEMEYA

ASEMEYA...ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE MÉDICOS ESCRITORES Y ARTISTAS



sábado, 5 de marzo de 2016

VERGÜENZA AJENA


La vergüenza, sinónimo de ignominia, del latín “sin nombre”. Sí, porque aparte de acabar así, sin nombre propio en la Sesión de investidura , somos muchos los que hemos vivido, en su acepción más común, una auténtica afrenta por su mala praxis, perpetrada contra nuestro sentido común y cualquier lógica como  razonable esperanza ciudadana de que pudiesen actuar todos sus miembros en plan Fuenteovejuna.
A los que tenemos cierta edad nos educaron en la vergüenza propia como un sentimiento útil para ir por la vida, para no hacer el payaso. Un sentimiento capaz del empastamiento necesario para hacer inteligible el devenir social y la convivencia. 
Pero todos aquellos valores volaron y ahora, por eso y otras mil cosas tan angustiantes como bochornosas, estamos así, con profundas ganas de llorar, como me dice una culta y jubilada paciente…confundidos y sin entender nada de nada, mientras se pregunta y me pregunto el porqué de tanto deterioro de la vida pública, dejada, con las excepciones que todos queramos, en manos de tanta gente, lo acabamos de comprobar, tan intelectualmente incapaces para el matrimonio político, como para tener su boca vacía de espumoso odio o el bolsillo lleno de los necesarios apoyos.
Acabamos de padecernos un Congreso que parecía más bien Siciliano, pleno de odios tribales y alejado lamentablemente de la Europa de los pactos. De terribles odios entre nuestros representantes, que más bien nos parecían enemigos pagados. Ellos, los bien pagaos, mientras que tenemos que sufrirnos el que nos amenacen algunos nacionalistas asilvestrados con irse, con separarse, después de decirnos que no nos quieren, mientras nosotros, viéndolos, no podemos de dejar de acordarnos de aquellas terribles palabras que decía Calvino sobre nuestro M. Servet…”no presto a las palabras de ese individuo más atención que al rebuzno de un asno”.
Políticos del Congreso en continuado pavoneo, con andares de paseíllo a lo Curro Romero y tan ajenos ellos al revolcón que el miura criado en el corral de La Dehesa de las dos Españas les ha dado.
La esquizofrenia  política enlatada, vamos, y que ha pretendido engañarnos con su falsa etiqueta de envase; con eso de que la Cámara Baja debería de servir para poner orden, gobierno y convivencia razonable en todas nuestras vidas, mientras que entre ellos no hay cabida para la menor pretensión de ejemplaridad, sabiendo como sabemos de sobra en la calle el que está moralmente prohibido el insultar por insultar a los demás.
Cámara con comunistas de la vieja escuela, de esos que enterraron a Dios hace años, mientras ahora optan por el amor, por darse provocadores e insultantes besos en la boca, frente y cerca de la estupefacta cara de los vecinos de la farsa, para mostrarse poco después de la amorosa pantomima, como Calvino se mostraba frente a cualquier pecador…”duro y sin piedad”.
Lejos, muy lejos de aquella Pasionaria, que sabía estar en su escaño, sin moverse y sin hacer la risa, como decimos por aquí. Con la dignidad y el debido respeto tanto a la Institución como a todos nosotros. Mientras otros, más moderados, pedían renovación de cargos sin consideración alguna por la edad y experiencia ajenas, mientras miraban a los contrincantes con cara y pensamiento parejos a los de un pastor de mi pueblo…”las ovejas viejas para hacer hamburguesas”.
Congreso auténtico Patio de La Corrala, tan lleno de taconeo verbal como de sonrientes y aduladores palmeros. De perdedores electorales intentando ganar el poder a cualquier precio y cegados por una ilusoria sensación de éxito.
Me contaba un amigo profesor como tras varias preguntas a un opositor en un examen oral, al no saber responder a ninguna, este le abroncó…pues si no está preparado ¿a qué ha venido al examen?...pues a ver si había suertecilla!, dice que le respondió el personaje. Valga la metáfora.
Llevo dos días en “pain”, que diría un catalán, digiriendo la cosa: el patético espectáculo del Debate que más bien parecía diseñado para distraernos de no ver a la cariacontecida Infanta en el banquillo. Espectáculo más a la altura del susto que del buen gobernar. SÍ, porque tras la vergüenza de aquél terrible 23F, con nuestros padres de la patria tan amenazados como escondidos y con el Dios mío, Dios mío entre los labios, ahora, ellos, los Congresistas, con su peculiar golpe de no asunción de responsabilidades y obligado entendimiento, nos han dejado a los pies de los caballos, de la desinversión y de la desmoralización y el desánimo ciudadano más lamentable. 
Nos han dejado y si me permiten la broma dentro de tanta preocupación, como a aquél  optimista andaluz que estaba en la UVI, lleno de tubos,  y que cuando alguien le visitaba no dejaba de decirle…¿verdad que parezco un cuarto de baño sin alicatar?
Dícese que en Atenas se desterraba transitoriamente a quién no lo merecía, mientras hace poco Maalouf, el Nobel de literatura, nos decía también…”aunque no te metas en política, la política acaba siempre metiéndose contigo”.
Pobres escultores actuales, teniendo que vivir en esta época tan mala y con tan pocos grandes hombres de los que hacer estatuas. Que la política “se ha convertido en la fatalité moderne”. Lo decía el gran Napoleón, y desde entonces todo ha mejorado, sin duda alguna ¿no les parece, viendo cómo está el patio?

Luis Manuel Aranda
Médico- Otorrino