martes, 26 de septiembre de 2017

EL ZIKA Y EL SENY



El ZIKA Y EL SENY

Paseando el pasado y soleado domingo otoñal por el paseo marítimo de cualquier bonito pueblo costero de la Costa Dorada, pude ver muchos balcones preñados de multicolores SI y lo asocié inmediatamente con el famoso mosquito del ZI-KA (SI-CAT), no pude evitarlo. El que pica y reduce el cerebro de los neonatos.
Verán, comencé a amar y a conocer Cataluña y sus gentes hace ya unos cuarenta años. Estaba recién llegado a Huesca y comenzando a ejercer. Había tenido la suerte de encontrarme poco antes al catedrático de mi especialidad y mi tierra, Jaén, que por residir y ejercer allá, se ofreció a formarme quirúrgicamente ; así es que desde finales de los setenta del pasado siglo no he parado de ir tanto a su hospital Valle de Hebrón como a la privada Clínica del Remedio. Y esa tierra ha sido, sin lugar a dudas, mi segunda casa, mi segunda patria, aparte de otras profundas y complejas razones emocionales.
Tenía ocho añitos cuando un emigrado tío y residente en Barna, juntando los ahorros que no tenía, pudo regalarme mi primer reloj y desde incluso años antes, con más frecuencia de la deseada, como mi pobre padre, q.e.p.d, rojo sobrevenido, había tenido que pasarse sus tres años de guerra incivil en el frente de Mollerusa, y no paró de contarme sus batallitas desde que nací, estuve obligado, cuando vinieron a vernos en nuestras primeras Navidades de Huesca, allá por el setenta y seis, a llevarlo  a los lugares de su traumático frente, a beber de su personalísima memoria histórica, y después, a Salou, en donde mi madre, q.e.p.d. también quedó extasiada y feliz al ver el mar que nunca antes había visto.
Así pues, por todo lo anterior y mucho más, he venido considerando como propia a esa tierra, porque si bien, como decía, mi padre ya se supo sacrificar en su día defendiéndola vaya Vd. a saber de qué cosas, yo ya puedo decir por las anteriores y otras razones que no vienen al caso, que también llevo construyéndola desde otros muchos años, y porque además, su alma e historia la he bebido y seguido, leyendo por ej. a  J. Marsé,  a M.Rodoreda, Pla, S. Espríu y todas las Crónicas Sabatinas del gran y estigmatizado Gregorio Morán desde su Vanguardia., entre otros humanos y constructivos recuerdos literarios.
Hemos construido, en suma y en comunión, en mayor o menor grado, su laboriosa y aún más turística Autonomía. Una casa común capaz de albergarnos a todos en armoniosa convivencia hasta la introducción y picadura del famoso mosquito, con la inevitable inoculación del virus del independentismo, del nacionalismo, esa cosa horrible  en que como diría en su día el gran Degaulle…”el odio por los demás pueblos es lo primero”.
Un mosquito cuyo virus es capaz de provocar la atrofia de la cabeza, la espantosa microcefalia. Ya lo sabemos, y que metafóricamente hablando, hizo su presentación en sociedad allá por el dosmildiez cuando el Constitucional les limó catorce artículos a su Estatuto y luego, posteriormente por el dosmildoce, Madrid les hiciera el corte de mangas a su pretendido Pacto fiscal.
Fue el detonante, la picadura final del bicho, que hizo que Arturito Más el “indepen-que –yo-no-quería” y fanático posterior de las cosas imposibles y las locuras, comenzara a encanallarlo todo y se echara al monte, llevando en el refajo, a guisa de puñal, la lacrimógena vieja historieta de que en aquél país, el que no llora no mama… Prat de la Riba, dixit.
Pero la patogénica picadura personal, comenzó a tener efectos colaterales, provocando más dolor y reacción de lo esperado. Dolor, porque sabido es que en aquellas casas en que el mosquito ha picado a alguno de sus miembros, por la inherente y consiguiente atrofia cerebral ocasionada, la paz familiar se ve alterada profundamente, mientras que en las casas vecinas, vacunándose, intentan poner también en sus balcones las disuasorias y ondeantes banderas españolas. Como auténticos signos parlantes que pretenden comunicar…”aquí vive Pepe, un tío con un par, y que no se resigna a que se pueda pensar que no existe y que estará dispuesto a lo que sea, llegado el caso, antes de que nadie pudiera considerarlo en el futuro ciudadano de segunda en su propia casa…ojito!!!
Decía, que desde pocos años atrás, las cosas ya no han seguido siendo como eran, porque ya se sabe, donde no hay o se quiere más harina, todo se vuelve mohína. Y porque se dió la orden de que tanto sus escuelas como sus televisiones, fueran como madrazas coránicas, fidelizadoras y unificadoras de voluntades y pensamiento único.
Resumiendo, que es gerundio : Tenemos una sola vida y todo nuestro esfuerzo por construir España y Cataluña, nos autoriza a sentirnos parte inequívoca de su entera y cabal propiedad, como antes lo fueron nuestros padres y antepasados. Y de la misma manera que se construye una casa y su patrimonio, se construye un país. Por eso, y por respeto a nuestros sucesores, no debemos permitir que alguien, desde la más absoluta desvergüenza e ilegalidad, segregue la cocina y la despensa, para incrementar, sin más, su ya abultado e insolidario patrimonio, con la única razón, por testigo, de que ha podido llegar la hora de la venganza…de que Madrid debe de ser el enemigo a batir.
Dice Boadella que las comunidades humanas pueden enfermar igual que las personas, aunque  pretendan vacunarse con la coartada de los sentimientos.
Potente, maléfico y jodido Zika, portador del virus del independentismo y que si pica a alguien, puede lograr que se llegue a querer, a amar más, incluso, a un Estatuto que a un querido vecino o hermano. A vaciar la cabeza de compasión y de solidaridad para con el prójimo.

Luis Manuel Aranda
Médico- Otorrino
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