sábado, 29 de septiembre de 2018

GRAN HERMANO VIP

EL GRAN HERMANO VIP
                                   …¡chica, apártate, que me voy a echar unos gases!
Es lo que puedo oír, mientras zapineo tomando el pulso a nuestra degradada Tv. Y es tal la indignación Vip y asombro Vip por lo visto y oído, que no puedo evitar la tentación de compartir con todos Vdes. esto que ya publiqué en la prensa, allá por mayo del dos mil, recién parido este engendro que no deja de superarse año tras año.

Vivimos días sorprendentes. Acaba de nacer una nueva estrella que conduce a millones de españoles a un peculiar Belén, sin niño ni sagrada familia, pero habitada por jóvenes dispuestos a hacer el “primo” cuánto haga falta. Una compactada banda de melifluos y conspicuos mozalbetes, hermanos que no de sangre, sino  de plató.
Empezaron desde cero una vida en común y cada día van inventándosela, he aquí el secreto de la pomada, viviendo en habitaciones acuario un loco romance de pasión ante sus admiradas y sagradas cámaras. Jóvenes gentes que están como encantados de haberse conocido, entusiasmados y activos, preocupados solamente por lo inmediato, por hacer continuada apología de sí mismos. Es fundamental, porque n el cruel programa, verdadero y neomoderno campo de concentración voluntario, irán cargándose progresivamente a los más tarambanas, desustanciados o menos epatantes, como se dice ahora; mientras que irán salvándose los más graciosetes y los de humor de puerta de wáter más sobresaliente.
Acaba uno por acordarse, viendo el programa, de aquellas fulanas del barrio chino de Amsterdan, exhibiéndose sin pudor alguno en los escaparates de sus casas de lenocinio. Ya lo soñó Veléz de Güevara( el gran escritor de Écija y del siglo XVII) en su Diablo Cojuelo, mediante aquél personaje que en sobrevolando Madrid, veía a través del techo transparente de sus casas la aburrida vida de sus habitantes.
Ni los jíbaros hubieran diseñado un programa tan contundente, tan pequeño en contenidos, pero tan grande en su masivo éxito, que dicen las encuestas. Programa asombroso en el que sólo se pueden ver a jóvenes tratando de emitir luz como las luciérnagas, con soberbia de faraones o de candidato electoral, y convencidos de poseer bellos colores con los que millones de televisivas moscas quedarán atrapadas irremisiblemente. La nueva porno-antropología. El programa reclamo que permite, en suma, ver a los demás viviendo en grupo, como a los gorilas africanos, mientras nos puede distraer de nuestro posible y personal cruel aislamiento humano. Aislamiento confirmado con el último e-mail que medio mundo ha recibido, mediante el “I love you” enviado desde cualquier suburbio de Filipinas y que ha hecho picar a la humanidad entera, cuál si de un hambriento lucio expectante se tratase.
¿Qué carencias afectivas no tendremos todos, cuando un simple “te amo” en el correo electrónico ha producido el que millones  de personajes( el tema de moda estos días en los mass media) cayeran de bruces sobre el sabroso pastel.
Hospitalismo o enfermedad por falta de amor, se llama a lo que presentan los niños huérfanos recluidos en fríos hospitales u orfelinatos. Pienso en todo ello, ante tanta televisiva desgracia presente, mientras caigo en la cuenta de la nueva enfermedad descrita por Marina, la de la infoxicación o la de La civilización del espectáculo, tan bien descrita por Vargas Llosa en su penúltimo libro.
La enfermedad de los nuevos tiempos, que junto a la soledad y la falta de afectos y amistad cada día más evidentes, en este falso mundo moderno de la mayor comunicación, provocan el que uno, que inicia la caída de la tercera edad, cada día recuerde más aquél viejo deseo de D.Pío Baroja…”A mí, dadme los viejos caballitos del tiovivo”.

Luis Manuel Aranda
De la Sociedad Española de médicos escritores


domingo, 16 de septiembre de 2018

LA CORRUPCIÓN POLÍTICA


LA CORRUPCIÓN POLÍTICA

A comienzos de los años ochenta, con nuestra Constitución recién nacida, salida del horno, mientras rojos y azules vivían felices y orgullosos la luna de miel del perdón y la grandeza del olvido que habían sabido y querido prometerse mutuamente, me encontraba haciendo un curso de cirugía en Barcelona y, a petición de otros compañeros, en los ratos libres, me tocó hacer de cicerone, por sus Ramblas, de seis otorrinos italianos que nos acompañaban.
Y siempre he recordado sus palabras: en España sois unos afortunados, me decían en aquél entonces, aquí sólo tenéis la Eta y el Grapo, pero allá tenemos la mafia Siciliana, la Genovesa, la Calabresa, la Cosa Nostra y las Brigadas Rojas, pero sobre todo, la mafia más peligrosa de todas y la más dañina…la Mafia política.
Tras oírlo, cerré los ojos y elevé un saludo de agradecimiento al cielo, por la virginidad social y democrática de nuestro ilusionante presente. Eran tiempos aún en que cada cual sabía estar en su sitio, sin invadir terrenos que no le correspondían, y como botón de muestra, valga la anécdota. Hacía Urgencias de la S.S con mi viejo y destartalado Seat 133, pero un buen día, el ATS del equipo, hombre “de posibles”, de aquellos de  dos sueldos y mujer maestra, cayó en la tentación de la vanidad, de comprarse un Citroen “Tiburón”. Pues bien, al cruzar por la puerta un afamado e importante pediatra local, pasó a saludarme y darme la enhorabuena por el cochazo, pero al responderle que era del Practicante, se quedó mirándolo despreciativamente, mientras le espetaba: siento decírtelo, Miguel, pero este coche no te pega, este coche es más bien de médico. Así, con un par. Mientras el otro, agachaba la cabeza y asentía en silencio.
Era lo que se llevaba, lo que había, aunque el bueno de Miguel, con su silencio, quedara pensando aquello de Sancho hacía D. Quijote: A veces me paro a mirar a Vuesa merced y veo más cosas para espantar que para enamorar.
Y, eran también tiempos en que aún vivíamos con vergüenza, con el gran semáforo social que nos indicaba caminos de valores y de sentimientos morales por los que ir, si queríamos seguir empastados y en armonía con sociedad, familia y amigos.
Posteriormente, fue apareciendo la idea de que los semáforos eran fachas y que por tanto, la única norma moral bien vista en democracia, sería el que no hubiera normas morales, ni de mérito alguno…y comenzó a vulgarizarse todo e incluso a desaparecer el sentido del ridículo que tanto nos había ayudado durante los dos mil años previos.
Como consecuencia inmediata, comenzaron a aparecer políticos que fingieron ser filósofos con sus hábitos y que no eran más que unos auténticos pícaros ( Luis A. de Villena dixit): los nuevos demagogos que se iban a ir encargando de toda la degeneración del sistema democrático. Gentes engañosas, como monstruos de dos cabezas, una, la de la ideología, tan necesaria para el voto y el progreso en el partido. La otra, la del capitalismo, la de la pela…la de pensar en cómo la familia abre un negocio para forrarse, a ser posible ( Chirbes…Crematorio).Inducidos, incluso por desalmadas y sabias madres que, percibiendo que sus añosos hijos no poseían habilidad alguna para la vida, les invitaban a explorar su habilidad política, la del panem lucrando, ajenas ellas al básico saber que tener políticos mediocres acaba como vemos, como un boumerang capaz de darnos a todos en el cogote.
Mientras, los no vendimiadores políticos, mirábamos para otro lado, sin tiempo más que para pagar impuestos, criar hijos para el futuro e intentar la excelencia posible en nuestras atribuladas vidas, sin dejar de acordarnos ni un momento de aquella maldad del gran Umbral…”dejémos la política para el que lo necesita, que si nosotros nos metemos en ella, podríamos quitarle el pan a un pobre”.
Y, mirando, mirando  para otro lado, hemos llegado hasta toparnos, lamentablemente, con aquello que decía Julio Camba (y perdón por mis muchas citas, pero no quisiera ser como otros) : Los hombres de la República se apoderaron del Estado con el mismo criterio que si hubieran podido apropiarse de un salchichón.
L a cíclica y puñetera historia que estaremos dispuestos a repetir hasta el final de los tiempos.
Surge todo lo anterior, al hilo de la indignación social y propia, al ver el drama de las corruptelas académicas. Al comprobar, estupefacto, a lo que nos está conduciendo el win- win (el yo gano, tú ganas), el maridaje de las puertas giratorias Universidad-poder.
 La aparecida punta del iceberg, tan sólo. ¿Cuándo comenzaremos a hablar no tanto de los daños académicos que nos han inferido muy pocos sinvergüenzas, sino de los otros daños colaterales, aún más extendidos y tóxicos, los de tanto y tanto familiar( nueras, hijos, sobrinos, queridas, etc) que colocados a dedo en empresas mil, han excluido a nuestros hijos, mientras lo más selecto de muchos de ellos, sin apadrinamiento, han tenido que, decía, emigrar y están aportando lo mejor de ellos en países de nuestro entorno, más selectivos en su selección de personal, de menos nepotismo?
Dos hijos doctores hay en casa. A una de ellas, me ha tocado acompañarla muchos fines de semana durante cuatro largos años a visitar supermercados y tomar apuntes para su tesis doctoral. Otro, desarrollándola de forma muy costosa lejos de casa, aprendió lo suficiente no ya para ser Presidente de nada, pero sí para dirigir, felizmente, un laboratorio de Terapia celular en este duro país.
Una esperanza y sueño final, entre tanto disloque y amargura…ellos y todos nuestros sufridos y desprotegidos hijos, una vez más, acabarán redimiendo este país de pícaros y Lazarillos.

Luis Manuel Aranda
De la Sociedad española de médicos escritores



domingo, 9 de septiembre de 2018

A nuestra hija Kuka


 A mi querida hija Kuka
Querida hija: Ayer, tras llegar de Zaragoza, tu madre me pasó tu mensaje de voz y me dijo…toma, contéstale, que quiere saber unas cosas de su vida. Pero yo venía mal, algo debió de sentarme peor en la comida y acostándome sin cenar, hoy he podido volver al equilibrio y fuerza necesarios como para sumergirme en el túnel del tiempo y andar sobre las difíciles olas de la memoria.
Tiene guasa la cosa, ahora que tanto tu madre como yo, andamos mucho más preocupados por el futuro( piso, jubilación, salud, etc, etc) que por el pasado, nos obligas a pararnos un poco para reflexionar.
Ahora, en que nos encontramos un poco “imbéciles”( del latín imbecillem: débil en grado sumo) y sólo nos quedan apenas fuerzas para seguir luchando contra las preguntas e inquietudes que nos traemos entre manos.
Mira, Kuka, alguien tiene dicho dicho que lo mejor que se puede hacer con el árbol genealógico es, no moverlo, en previsión de que nos puedan caer sobre la cabeza frutos podridos que desconocíamos andaban colgados en alguna perdida rama. Pues bien, indagar sobre el vínculo familiar, de la misma manera y a estas alturas de la vida, es ponerse a navegar sobre una ola, que pudiera dejarnos aún más mojados y tiritando de lo que esperábamos…son las cosas del psicoanálisis (el intento Freudiano de creer que anestesiando a los demás, así comenzó él, hipnotizando, podría sacarles confesiones de su vida anterior que ayudarían a curar la histeria de sus primeras pacientes).
Pero en fin, aunque tú bien sabes que a mí me gusta mucho más leer que escribir, dejo unos minutos un libro sensacional que me traigo entre manos…”Imperiofobia y Leyenda negra” y me pongo a reflexionar, a contestarte, una vez más, obedeciendo órdenes de tu madre, mientras ella, inteligencia práctica en estado puro, se ha ido a un campeonato de golf.
Te contesto, porque no queremos que el no hacerlo, pudiera añadir un posible cociente aún mayor de frustración con respecto a nosotros. Y porque sabemos que aunque en el sicoanálisis no puedan encontrarse todas las respuestas esperadas, la respuesta a tus preguntas sí que nos obligan como padres.
Egresar: salir de alguna parte( ¿a que no conocías esta bonita palabra castellana?), eso era lo que pretendía el padre del subconsciente, el buscar un posible hilo del ovillo, del que tirar hasta poder encontrar el fin de la madeja.
Pero resumo, que acabaré perdiéndome en disquisiciones que no te interesan:
Creo que nos esforzamos por daros una infancia feliz. Aquí, en Huesca, desterrados tu madre y yo, desde nuestra querida Andalucía de la que procedíamos, y tras aprobar una dura oposición en Madrid, tuvimos que abrirnos camino luchando más solos que una almeja. Tu madre dedicada íntegramente a vuestra niñez, mientras yo, entre hospital militar, consulta de la Seguridad Social y medicina privada, me encargaba de que .físicamente, no os faltara nada. Afortunadamente, ella supo suplir todas mis carencias de padre. Era el viejo reparto de papeles de aquél entonces. Y como tanto ella como yo, proveníamos de una familia numerosa, decidimos que su reproducción era lo deseado…y llegaste tú, la tercera de la saga, en un parto que fue el más fácil hasta entonces, proveniente de una joven y deportista madre que no paró de jugar al tenis hasta su avanzado embarazo.
Y, ya de bebé, no te ¨llevábamos¨, como preguntas, nos ¨llevabas”. Desde tu más tierna infancia, te rebelaste con un endiablado carácter capaz de darnos los mejores…y los peores momentos de nuestra existencia.
Recuerdo como ya, en tu preadolescencia, y no sabiendo que hacer, recurrimos a los servicios de un amigo psiquiatra infantil de Zaragoza que entre otras lindezas, te recetaba como “placebo”, un agua imantada en un frasco para reconvertir tu coco; frasco al que te faltaba tiempo para tirar por la ventanilla a la salida de la ciudad, mientras decías…”se ha creído este tío que soy tonta”.
Luego, ya no debo seguir por espacio, nos dejaste, para irte con la Selección nacional de un deporte de invierno por esos mundos de Dios, mientras nosotros seguíamos rezando y recordando, desde entonces y aún, hasta ahora, el viejo aforisma…tener hijos, es como jugar a la ruleta rusa. Eso, y aquello otro de San Agustin…Ama, ama siempre…que ya saldrá el sol!
Un abrazo muy fuerte, hija entrañable del alma.