jueves, 29 de enero de 2015

DIA DE LA HISPANIDAD

DIA DE LA HISPANIDAD

Entre las goteras físicas de la edad, menores y hasta tratables con píldoras, aparecen otras de difícil terapia, las del alma. Y, una de ellas, es el mayor recelo y desconfianza ante todo lo nuevo o desconocido, por lo que a uno cada día le gusta ir menos allá donde no haya una Guardia Civil cercana, presta siempre a socorrerme ante los mil imprevistos posibles de la puñetera vida. Por eso, haber dejado el pasado sábado, día del Pilar, la tranquila y apacible Huesca, para viajar a Barcelona,  (incluso sabiendo que no había Benemérita), a participar y a presumir de español, aparcando viejos complejos, en su manifestación españolista, ha sido muy gratificante, a pesar de que la cosa podía a priori ser hasta preocupante.
Pero había que hacerlo, porque aunque la inteligencia práctica me dijese que leyendo a Oscar Wilde, por ej.,y en casa, podía residir la felicidad, por el contrario, la emocional insistía en que mi deber sabatino era el estar acompañando a viejos amigos, prestigiosos andaluces del mundo de la medicina, la electricidad o la ingeniería, que después de haberse labrado allá una vida plena de ejemplaridad, esfuerzos y duro trabajo, ahora, tras su jubilación, tienen que verse de continuo ofendidos y molestados por advenedizos salvapatrias de medio pelo, como dicen por mi pueblo, que han hecho del independentismo la razón de ser de sus alocadas existencias.
  --D. Pío Baroja,¿que opina Vd. del nacionalismo?, le preguntó alguien un buen día de su vida
---“Pues que es la cosa más simple del mundo, oiga, porque es llenarse la cabeza de una sola cosa”, dícese que respondió el sabio de D. Pío.
La independencia,¡ ay, el esquizoide sueño de vivir en una reserva de indios, un reducto unitario, una unidad de destino, pero no ya en lo universal, sino solo entre vecinos incluso mal avenidos. Y la quieren configurar contra andaluces, herederos ellos de su paisano cordobés, Séneca, aquél de “soy ciudadano del mundo”, o contra otros muchos extremeños, herederos gloriosos de hombres de historia, valor y conquista. ¿Sabrán lo que están haciendo?. Lo han venido demostrando con sus hechos, aunque luego, con sus logomaquias pretendan convencernos de lo contrario.
Así, sin miramiento alguno, con soberbia de señoritos, olvidando la historia, sin pensar por un instante que pudiera volver a repetirse. Olvidando eso y lo otro más sencillo, lo de que quien siembra truenos puede acabar recogiendo tempestades. Al menos lo han hecho hasta ahora, en que comienzan a darse cuenta, con encuestas en mano, de que lo visto en la plaza de Cataluña y calles adyacentes no es sino el comienzo de la salida del letargo social de la mayoría silenciosa. Al fin han entendido, estoy seguro, que el españolismo catalán y español hasta ahora,” no estaba muerto, sino que estaba tomando cañas”, que diría el divertido Peret, si me lo permiten. Prefería simplemente mirar para otro lado, mientras veía el suicidio puesto en marcha, respetando así el derecho a la eutanasia ajena.
¿Habrán medido realmente la longitud del callejón sin salida en el que ellos solitos se han ido metiendo?. La globalización está pariendo estas cosas; a gentes que habiendo perdido el norte tras años viviendo en la inhumana aldea global, después, instintivamente se han aferrado a cosas elementales, sosegantes e hipnóticas, con las que ir llenando la cabeza hasta cuadricularla, impidiendo así que en su redondez, como en la de Vdes. o la mía propia, las preguntas y más preguntas que cada día andan rondándonos y girándonos de continuo, llenándonos la vida de angustia, en ellos, anestesiados con su nueva religión, no tenga cabida.
Qué felicidad, con todas las excepciones humanas posibles que quepan y quieran , entre la barretina que a muchos les impide la visión hacía el cielo de todos y las espardeñas a cuya punta no dejan de mirar con frecuencia, mientras al bajar la vista miran a su posiblemente estrellado ombligo, tan diferente al común de los mortales.
Y, de tanto mirarlo y mirarlo, piensa uno, han quedado como anonadados, auténticamente trastornados, al extremo de descuidar sus deberes más elementales de gobernantes. No de otra manera se entiende el que estén dejando su Comunidad al borde de la quiebra, tanto en la convivencia social como en la economía; con una deuda pública elevada al doscientos por cien tras sus muchos años de vivir pensando más en la hojarasca de las ideas y en los continuados juegos florales de la diversión patriotera de la identidad imaginada y sublimada. Ya nos lo cuentan organismos internacionales al trasladarnos que tengamos cuidado con la posible compra de sus bonos patrióticos, porque no son otra cosa que basura.
Y como donde no hay harina todo acaba como acaba, tras andar tan alborozados y sonrientes disfrutando con su onanismo mental histórico, ahora, con la despensa vacía, tras haber hecho la cigarra años y años, cuando no dilapidando el dinero, ¿que otra cosa
pueden hacer para salvar los pocos trastos que les quedan, sino echar balones fuera, apelando a la salvadora teoría psicoanalítica de la culpa ajena, del chivo expiatorio paterno. Que hay que matar al padre, decía Freud, para conseguir la liberación y la mayoría de edad .
Soñaba la otra noche,¿qué pasaría si pasado mañana Tarragona, visto lo visto y apelando a su grandioso pasado, anterior al Imperio Carolingio y por supuesto al Condado de Barcelona, propusiese al palacio de San Jordi, pensando en aquella Imperial Tarraco, escindirse de ellos para encontrar cobijo, sombra y amistad con su antigua hermana, la actual Constantinopla, digo Estambul. Pues tiempo al tiempo, si no sabemos remedirlo antes que tarde. ¡Qué locura todo! ¿verdad?
----“Cataluña-España: MAS nos une que nos separa,
                                   aunque le joda al MAS”
podía leerse en una ocurrente pancarta de la soleada mañana del sábado barcelonés. Pues eso.

Luis Manuel Aranda
Médico- Otorrino



No hay comentarios: