martes, 18 de junio de 2019

EL JUDAS

EL JUDAS
Pobre Sra. Alós, viéndola salir del confesionario electoral con la mismísima cara patética de la reina María Cristina ante Calomarde y su esposo Fernando VII, tras haber derogado este, poco antes de morir, la Pragmática Sanciòn, por la que las mujeres podían heredar el trono, para que así pudiera sucederle su hermano Carlos…”solo pasa que acaban de robar el trono a tu hija y el honor a tu esposa”, se le oía decir.
Perdonen el cultismo, pero viene a la memoria y al hilo de la necesaria respuesta que desde hace más días de los deseados, tengo que dar a la Guasa esa de mi telefonino, cuando desde cualquier rincón de España, algún amigo se siente obligado a preguntarme…¿pero, oye, que pasa por tu pueblo de adopción, Huesqueta?
Fue la primera vez, no hace tanto, cuando por las redes se enteraron de la estulticia urbanística. Sí, lo de las pancartitas de a dos mil euros de bellón colocadas a las entradas de la ciudad,  comunicando urbi et orbe, incluidos visitantes, que éramos una ciudad bilingüe, y que por tanto podían defenderse en Cheso, si así lo deseaban.
Pero es que aún no nos habíamos repuesto de “la boutade”, que diría un francés, o la tontada o tontería política, que diría uno de Puigbolea, cuando nos desayunábamos con un Presidente de su esforzado equipo de fútbol, saliendo en la tv como Rato, casi con una mano policial en el cogote, mientras a su médico parece ser que sólo le quedaban fuerzas para esconderse y preparar la defensa de sus “posibles problemas”.
Pues bien, los oscenses , con la digestión ciudadana a medio hacer, sin ánimos aún para bañarnos, por aquello del tiempo, bien es verdad, pero también por lo otro, por no tener aún bien hecha la digestión del susto futbolero, ahora, cuando el tiempo empieza a mejorar, seguimos por desgracia, como indecisos bañistas, por todo lo anterior y porque podríamos hundirnos, dado que más que en flotar, nos sentimos de antemano hundidos por las cosas que nos siguen pasando. Estupefactos, con la estupefacción que produce el saberse vivir entre gentes de poco fiar, traidores a la representación pública de la que fueron investidos hace unos días.
Y escribo porque me duele la rechifla ajena y, porque sin duda alguna, seguimos en la lengua de toda España, porque no acabábamos de salir del trueno, cuando a casi horas, nos volvemos a encontrar metidos en el relámpago del escándalo público.
De sobra sabemos que el hombre/mujer públicos puede pasarse la vida entre las posibles injurias y afrentas de la oposición y que, precisamente, porque saben que entran en el sueldo y en su condición, están mucho más entrenados y preparados para soportarlos que el común de nosotros, sus mortales votantes.
Sra. Alós, entiendo su confusión. Allá, por la noche de los tiempos, un grupo de ciudadanos de mi pueblo, nos aventuramos con una carta y mucho sentido común a fundar una agrupación electoral con un eslogan…”Vótanos, total a ti que más te da”, que ironías aparte, fue cambiada al final. El caso es que sacamos dos concejales que ofrecimos, de forma transversal, que dicen los cursis actuales, a los azules, los suyos .Pues bien, ¿sabe porque desde entonces, me veo en el espejo con más cara de bisoño, de tontorrón?. Es historia local, los suyos se inhibieron en la votación, para que accedieran los rojos al gobierno local…mientras nosotros, los de la Tercera España, que diría Unamuno, acabamos pidiendo hora al psicólogo para que recompusiera nuestras apaleadas neuronas.
Pero entonces, entre templanza y aún sin redes, tuvimos que enjuagarnos nuestras lágrimas democráticas solos, por bisoñez , por haber olvidado que entrar en el barrio político es entrar en zona muy peligrosay, tal vez por no haber leído aún los Tratados Morales de Séneca, cuando recomienda…”Y aunque te apriete y te presione con fuerza el enemigo, es vergonzoso ceder: defiende el puesto que te marcó la naturaleza. ¿Me preguntas que puesto es este?: el del varón/mujer ( diría ahora).
Para acabar, Sres.  del PP, tienen el inexcusable deber histórico de encontrarlo y hacernos saber por cuánto puede venderse en estos atribulados tiempos, un Judas altoaragonés, ahora, ya con la nueva ley hipotecaria en la mano.

Luis Manuel Aranda
Médico--Otorrino