domingo, 29 de diciembre de 2019

COMPLEJO JOSÉ FERNÁNDEZ HEREDERO


COMPLEJO JOSÉ FERNÁNDEZ HEREDERO

Visitar diariamente esta web de nuestro querido Pepe confieso que es como mi ansiolítico, mi antídoto natural contra la melancolía del destierro, aunque en días como este, trayéndome el pasado, no haya hecho sino inquietarme y obligado a repasar la memoria, tras encontrar a nuestros políticos poniendo una medalla en el pecho de la historia de nuestra familia, mientras ellos, aprovechando que el Guadalimar pasar por Sabiote y sin pudor, no han tenido inconveniente alguno en poner sus nombres en el mismo tamaño y altura de la lápida inaugural del Parque dedicado al tio Pepe, tras haber cedido terrenos e idea sus queridos hijos “Loly y Antoñito”, q.e.p.d.
Los he visto a ellos, Sr. Presidente de la Diputación y Sr. Alcalde inaugurando de forma colegiada La Cosa ( del latín Causa, lo que merece defenderse), así , como les digo, hablando de tú a tú a nuestros seres queridos y sin tan siquiera bocetar una mínima referencia ni panegírico al homenajeado. Ay, la Tv, la eterna sobrerepresentación y la metadona política., qué hartura! Así es que he de confesarles que tras ver el reportaje me he quedado como atragantado, casi como cuando la abuela Pepa, la hermana del homenajeado tio Pepe, allá en su cercana casa a la fábrica de harinas, me hacía tomar a la fuerza aquél horrible aceite de hígado de bacalao. Sí, atragantado literalmente, al verlos pasar como de puntillas sobre la inmensa generosidad de él y los suyos hacía nuestro querido pueblo y que aunque saborearon el celestial regalo de saber lo que es una herencia, no han dudado en saber transmitirla, sin codiciarla en lo más mínimo.
¿Acaso desconocen nuestros políticos que el hablar bien de la generosidad ajena no concede automáticamente también  sino generosidad y nobleza?. Por otra parte y más a más, como diría un catalán, su memoria han pretendido como enmascararla, intentando ocultarla bajo el burka de  la fraseología imperante, de algo tan políticamente tan correcto como “Parque de la Igualdad”, de aviesa intención, sin duda, algo así como la pretensión política de su perdurabilidad en el tiempo, más allá de cualquier recuerdo nominativamente generoso .
Viéndolos ponerse por encima de la grandeza del acto, he sentido lo mismo que suelo sentir cuando algún paciente, del que conozco su posible padecimiento y gravedad, intenta estrecharme la mano como si quisiera machacarme todos los dedos. Ellos, los políticos hábiles, capaces de saltar sobre  cualquier caballo al galope en busca de aplausos, en vez de quedarse quietecitos viendo montar a los demás, como mandaría el sentido común y el más elemental buen gusto ; aunque pueda producir mucha ternura, bien es verdad, verlos felices poniendo sus nombres en una “lápida”, mientras sus camaradas de Madrid intentan compadrear con el Independentismo de todas nuestras preocupaciones.
Querido tío Pepe: permíteme estos recuerdos por Navidad, después de no haber sabido nada de ti, después de más de sesenta años. De no haberte dicho nunca en su día lo mucho que te quería, tanto por lo que llegaste a suponer para mí como para mis padres. Eras para mí, puedes creértelo, como el abuelo Luis, el que nunca llegué a disfrutar por culpa de la jodida política. Resucitándote y dedicándote el nuevo Parque infantil, según nos cuenta tv La Loma, el ayuntamiento sólo nos ha manifestado el que seres como tú, nunca deberían de habernos abandonado jamás. De tu padre, el bisabuelo Ricardo, un esforzado cántabro de Selaya,del valle del Pas, que fue capaz de traer la luz a Sabiote y otras lindezas, heredaste los bienes suficientes no sólo para los tuyos, sino para dar cobijo a los míos. De tu fábrica de harinas, por ejemplo, mi querido y esforzado padre fue jefe molinero y recuerdo como siempre supo estar a la altura de tu cariño. Visita obligada era a tu casa, todos los domingos al salir de misa, porque si la misa buscaba trascender nuestra alama, luego, ver a la tia Dolores en su patio/oasis ,criando pollitos o pavos, entre paredes tapizadas de enredaderas y de refrescante toldo, acababa de reconciliarnos con el mundo y nos hacía creer que gracias a tener familiares como vosotros, ya no nos faltaba nada sobre la tierra.
Lo sé, tío Pepe, tía Dolores y entrañables “prima Loli y primo Antoñito”. q.e.p.d. alguno. el pasado de cualquier ser humano se convierte en un fantasma, pero haciendo el esfuerzo por recordar, nosotros también nos hacemos más grandes. Y sé también, como refiere Manuel Vilas en su “Alegría” que si no traes a tus muertos al presente, pueden morir un poco más.
Hace frío en este Pirineo aragonés, en este invernal domingo. Es muy buena tarde, por tanto, para la saudade y el recuerdo, aunque sé de antemano, también, que acabaré mucho más triste de lo que estoy.
Te recuerdo, tío Pepe, para quién no  te conozca, como un ser excepcional, elegante, con tu eterna, ancha y taimada sonrisa y con la Bimba siempre al lado, aquella perra de agua negra siempre presta a saltar sobre cualquier niño o sobre lo que le pidieras. La adorada Bimba. Al despedirme de ti, siempre antes de volver tras las vacaciones al internado escolapio de Getafe, recuerdo como siempre se sucedian dos gratificantes e inolvidables cosas: el que me dabas cinco durillos y decías aquello de…”aletéa, aletéa, que poco te quéa!!!”. Lo recuerdas, allá donde estés?. Ya ves como sigues viviendo en mí. Qué paradojas tiene la vida, los médicos no paramos de rellenar certificados de defunción, pero ahora, los políticos, los cansinos políticos, ya lo ves, con tal de salir en la Tv son capaces de resucitar a cualquiera. Tu placentera resurrección, tío Pepe, entre juegos de niños y verde césped, aunque sea artificial. Seguro que allí vas a encontrar la calma final. Te prometo parar siempre allí en mis próximas visitas, y frente a la placa Conmemorativa, en la que como te decía, ha podido faltar la sensibilidad y delicadeza suficiente para dedicarle a tu propio nombre el doble de empaque que el de los efímeros políticos de tu vera.
Y , para acabar, El “Complejo” del enunciado, aparte de la acepción sustantiva, como conjunto de edificios agrupados, tiene una segunda acepción adjetivada, la de algo complicado o difícil. Con ella me quedo, dicho lo anteriormente dicho y tras comprobar como no había nadie de la familia, próxima o lejana, en lo que debía de haber constituido un acto más sobresaliente, entrañable y humanizado…seguro que solo así,“el querido primo Antoñito” se hubiera encontrado mucho más entendido y correspondido.
Feliz año nuevo a todos los Sabioteños de buena voluntad.
Un abrazo desde esta tan lejana como fría Huesca.

Luis Manuel Aranda
Médico Otorrino

miércoles, 11 de diciembre de 2019

ESPERPÉNTICOS CAMBIOS


ESPERPÉNTICOS CAMBIOS: Climático y político andaluz
                                                               (En clave de Sol…fa )

¿Pero cuántas cosas no habremos hecho bien para encontrarnos hoy como nos encontramos en los dos ámbitos?. La eterna pregunta de la humanidad, a toro pasado, tras cualquiera de las mil convulsiones sufridas a lo largo de su aciaga historia. Pero el advenimiento de las nuevas catástrofes, nos han pillado una vez más y como siempre, no solo mirando para otro lado, sino incluso fomentándolas con un marketing y una publicidad tan agresivas que nos han llevado adonde estamos, al paroxismo consumista y todos sus efectos secundarios, tanto en el clima como en la política presente, propiciando por ej. y entre otras mil lindezas posibles, viajes como los del Inserso a bajo costo, pero de altísimo bufett libre, donde cada quién puede y debe de atiborrarse hasta niveles de glucemia y de colesterol rayanas con la eutanasia activa. Valga este vulgar y simplón ejemplo, vivido de forma personal hace poco.
Y de igual manera que se nos ha invitado a acabar con todo lo consumible de nuestro entorno, se nos ha inculcado una cultura democrática cuya finalidad ha sido no ya la de ser mejores viajando a nuestro propio mundo interior para construirnos, sino otra mucho más perversa, la de incitarnos de continuo a salir fuera de casa como lobos hambrientos para fagocitar a carrillos llenos bien turismo o la “bien pagá” política . Nos han intentado inculcar unos y otros que accionando y accionando de continuo la gratificante palanquita de hacer cosas, como cobayas de laboratorio, podríamos llegar hasta a salir en la Tv a cambio de migajas de reconocimiento social tan necesarias para la cosecha de cualquier posible despistado voto posterior.
A todas horas no podemos ver más que eso en cualquier medio: el amargo caldo de cerebro político, intentando vendérsenos, en la idea de que de comprarlo, ellos a cambio, van a seguir dándonos y dándonos más cosas, en una retroalimentación que ya vemos a la ruina que nos está conduciendo. Ellos, los políticos, que muchísimas veces no parecen sino comandos de marines con la única misión de reventar las arcas públicas ( dicho sea con todas las honrosas excepciones que podamos conocer) para conducirnos hasta aquí: a la ruina del gasto y a un déficit público tan contaminado y preocupante como el del metano expedido por nuestros rumiantes por un lado y, por otro, a la acidificación no solo de los océanos, como dicen los científicos, sino de la mismísima vida social. Las paradojas del cambio: se nos dice por un lado que los insectos y aves han disminuido a la mitad, mientras que los otros depredadores peculiares, los de la casta política, campando a sus anchas, se han podido multiplicar. Los primeros, por los pesticidas y los segundos, por la Cosa autonómica y sus asesores mil.
Pues bien, ahora con el chapapote político y medioambiental hasta el cuello, no puedo dejar de recordar a Valle Inclán, el rey del esperpento, el capaz de deformar la realidad hacia lo grotesco o absurdo como nadie. Y llego al recuerdo de este género literario, al ver como esta irritada sociedad ha tenido que recurrir finalmente a una Greta, que no Garbo, una virginal y adolescente sueca, una ecologista de pitiminí,en plan monstruo mediático, para pedirle que de forma apresurada y grotesca se ponga a remediar descosidos. Pobrecilla, de la que cuéntase que al llegar asustada a Madrid y decir “hola”, una sevillana que estaba recibiéndola no tuvo inconveniente alguno en mascullar…”Jezú, guapita, con una ola como eza ze debió hundí er Titani!
Permítanme todo lo anterior, de un patetismo casi tan lamentable como la situación del otro día creada por el circunloquio de la sultana andaluza, de Susanita “la del perdón chiquitín” en la Sexta-tv: la tele que de sobra lo sabemos, en su manía de desacreditar a quién le viene en gana, la dejaba hablar y hablar, para que pudiera casi acabar haciendo reir a todos los españoles con sus conclusiones de Perogrullo, con aquello de “a mí y a mi chico, al Manolo y al Pepe…que nos registren, que solo hemos administrado durante unos treinta y cinco años algo así como una academia de lambada socialista para divertirnos y ayudar, eso sí, al que no supiera bailar, fartaría máá!
Viéndola hablar con aquél cuajo (los enzimas que son siempre tan capaces de reconvertir la leche como las cosas de la vida), acabé sintiendo como andaluz viviendo en la diáspora, el que de no haber existido el autor de las Sonatas, el Esperpento se habría hecho famoso en mi querida Andalucía. Contaba el gran Tico Medina que enseñando Sevilla a un amigo inglés en coche de caballos, el cochero, al llegar al grupo escultórico dedicado a su poeta, Bécquer, a la entrada del Parque de María Luisa, exclamó: “Miren, ahí eztá er monumento del Amó y eze zeñó e Júpité, er dió del amó, y loz que están a zus pié zon lo amante de terué…el Romeo y la Julieta. Así, con un par casi tan gordos como los de la Sultana el otro día refiriéndonos su versión personalísima del terrible expolio al que se había sometido a mi noble como entrañable tierra, mi querida Andalucía, mi oasis al que siempre necesito volver desde el destierro: ayer tan llena de palmeras sin gusano, y hoy, por el contrario, tan llena de bípedos camellos como de “agusanadas cosas”.
“Somos satíricos porque queremos criticar abusos, porque quisiéramos contribuir con nuestras débiles fuerzas a la perfección posible de la sociedad a que tenemos la honra de pertenecer”. Larra dixit.

Luis Manuel Aranda
Médico Otorrino