ESPERPÉNTICOS
CAMBIOS: Climático y político andaluz
(En clave de Sol…fa )
¿Pero
cuántas cosas no habremos hecho bien para encontrarnos hoy como nos encontramos
en los dos ámbitos?. La eterna pregunta de la humanidad, a toro pasado, tras
cualquiera de las mil convulsiones sufridas a lo largo de su aciaga historia.
Pero el advenimiento de las nuevas catástrofes, nos han pillado una vez más y
como siempre, no solo mirando para otro lado, sino incluso fomentándolas con un
marketing y una publicidad tan agresivas que nos han llevado adonde estamos, al
paroxismo consumista y todos sus efectos secundarios, tanto en el clima como en
la política presente, propiciando por ej. y entre otras mil lindezas posibles,
viajes como los del Inserso a bajo costo, pero de altísimo bufett libre, donde
cada quién puede y debe de atiborrarse hasta niveles de glucemia y de
colesterol rayanas con la eutanasia activa. Valga este vulgar y simplón
ejemplo, vivido de forma personal hace poco.
Y de igual
manera que se nos ha invitado a acabar con todo lo consumible de nuestro
entorno, se nos ha inculcado una cultura democrática cuya finalidad ha sido no
ya la de ser mejores viajando a nuestro propio mundo interior para
construirnos, sino otra mucho más perversa, la de incitarnos de continuo a
salir fuera de casa como lobos hambrientos para fagocitar a carrillos llenos
bien turismo o la “bien pagá” política . Nos han intentado inculcar unos y
otros que accionando y accionando de continuo la gratificante palanquita de
hacer cosas, como cobayas de laboratorio, podríamos llegar hasta a salir en la
Tv a cambio de migajas de reconocimiento social tan necesarias para la cosecha
de cualquier posible despistado voto posterior.
A todas
horas no podemos ver más que eso en cualquier medio: el amargo caldo de cerebro
político, intentando vendérsenos, en la idea de que de comprarlo, ellos a
cambio, van a seguir dándonos y dándonos más cosas, en una retroalimentación
que ya vemos a la ruina que nos está conduciendo. Ellos, los políticos, que
muchísimas veces no parecen sino comandos de marines con la única misión de
reventar las arcas públicas ( dicho sea con todas las honrosas excepciones que
podamos conocer) para conducirnos hasta aquí: a la ruina del gasto y a un déficit
público tan contaminado y preocupante como el del metano expedido por nuestros
rumiantes por un lado y, por otro, a la acidificación no solo de los océanos,
como dicen los científicos, sino de la mismísima vida social. Las paradojas del
cambio: se nos dice por un lado que los insectos y aves han disminuido a la
mitad, mientras que los otros depredadores peculiares, los de la casta
política, campando a sus anchas, se han podido multiplicar. Los primeros, por
los pesticidas y los segundos, por la Cosa autonómica y sus asesores mil.
Pues bien,
ahora con el chapapote político y medioambiental hasta el cuello, no puedo
dejar de recordar a Valle Inclán, el rey del esperpento, el capaz de deformar
la realidad hacia lo grotesco o absurdo como nadie. Y llego al recuerdo de este
género literario, al ver como esta irritada sociedad ha tenido que recurrir
finalmente a una Greta, que no Garbo, una virginal y adolescente sueca, una
ecologista de pitiminí,en plan monstruo mediático, para pedirle que de forma apresurada
y grotesca se ponga a remediar descosidos. Pobrecilla, de la que cuéntase que
al llegar asustada a Madrid y decir “hola”, una sevillana que estaba
recibiéndola no tuvo inconveniente alguno en mascullar…”Jezú, guapita, con una
ola como eza ze debió hundí er Titani!
Permítanme
todo lo anterior, de un patetismo casi tan lamentable como la situación del
otro día creada por el circunloquio de la sultana andaluza, de Susanita “la del
perdón chiquitín” en la Sexta-tv: la tele que de sobra lo sabemos, en su manía
de desacreditar a quién le viene en gana, la dejaba hablar y hablar, para que
pudiera casi acabar haciendo reir a todos los españoles con sus conclusiones de
Perogrullo, con aquello de “a mí y a mi chico, al Manolo y al Pepe…que nos
registren, que solo hemos administrado durante unos treinta y cinco años algo
así como una academia de lambada socialista para divertirnos y ayudar, eso sí,
al que no supiera bailar, fartaría máá!
Viéndola
hablar con aquél cuajo (los enzimas que son siempre tan capaces de reconvertir
la leche como las cosas de la vida), acabé sintiendo como andaluz viviendo en
la diáspora, el que de no haber existido el autor de las Sonatas, el Esperpento
se habría hecho famoso en mi querida Andalucía. Contaba el gran Tico Medina que
enseñando Sevilla a un amigo inglés en coche de caballos, el cochero, al llegar
al grupo escultórico dedicado a su poeta, Bécquer, a la entrada del Parque de
María Luisa, exclamó: “Miren, ahí eztá er monumento del Amó y eze zeñó e
Júpité, er dió del amó, y loz que están a zus pié zon lo amante de terué…el
Romeo y la Julieta. Así, con un par casi tan gordos como los de la Sultana el
otro día refiriéndonos su versión personalísima del terrible expolio al que se
había sometido a mi noble como entrañable tierra, mi querida Andalucía, mi
oasis al que siempre necesito volver desde el destierro: ayer tan llena de
palmeras sin gusano, y hoy, por el contrario, tan llena de bípedos camellos
como de “agusanadas cosas”.
“Somos
satíricos porque queremos criticar abusos, porque quisiéramos contribuir con
nuestras débiles fuerzas a la perfección posible de la sociedad a que tenemos
la honra de pertenecer”. Larra dixit.
Luis Manuel
Aranda
Médico
Otorrino
No hay comentarios:
Publicar un comentario