martes, 8 de diciembre de 2020

COSAS DE LA MILI

 

COSAS DE LA MILI

 

El eterno anecdotario tan típico y adherido a nuestros mayores, y a nosotros mismos, como las naranjas a la exportación española. Por los años ochenta era, cuando una vez más y, atenazado por el dolor de la morriña, decidí bajar a Sabiote, la patria de mi niñez y adolescencia, mi única patria, y lo hice porque por aquí, por el Altoaragón, ni entonces ni ahora, nunca ha habido UCIs especializadas en los COVID del alma, tan destructivos.

Así lo he venido haciendo desde que la vida me castigó exiliándome al acabar la carrera. De forma que cuando ya no puedo soportar más el desorden de la lejanía y la vida, bajo un fin de semana a ver de nuevo sus olivares, tan ordenados como siempre, y hasta más jóvenes que nunca, en floreciente crecimiento e invasora extensión. Nosotros solitos nos lo buscamos hace demasiados años cuando, como esforzados hijos de nuestros humildes padres, hicimos los deberes necesarios para ser extrusados o escupidos de la propia tierra. No sabíamos entonces que, esforzándonos por salir adelante, lo pagaríamos caro; pero tuvimos que hacerlo, con tal de que no se repitiera el pobre destino de nuestro querido padre en una fábrica, todo el día recibiendo órdenes y sinsabores, lleno de harina hasta los calcetines. El sabor dulzón de la harina. Aún recuerdo sus besos.

Bajé a Sabiote, decía, y tras haber aparcado en la plaza de nuestro castillo, un añoso paisano al ver la matricula se nos acercó para preguntarnos…

Oiga, son de Huesca?. Sí señor, de aquí, pero viviendo allá, respondimos.

Pues verán, siguió diciendo, es que yo, ya hace muchos años, hice la mili allá, en el Regimiento Valladolid 65 y tuve un capitán que se portó muy bien conmigo, el capitán Longinos Casado, el “cap. Condecorado”, le llamábamos, porque siempre llevaba su medalla encima.

Con el tiempo, uno llegó a saber que existen hasta medallas/condecoraciones notables… de Donante de sangre, por ej. tras varias donaciones. Que la vanidad humana puede no tener límites.

 Y, verán, continuó, cada día pienso más en él y en que quisiera tenerle un detalle, ahora que puedo…

Vd. podría localizármelo para enviárselo?

Si, sí, como no, le respondí, mientras quedaba pensando en los posibles ciento veinte años que podría levantarse ya el gallardo y querido mando y en que nunca le iba a mandar la dirección del cementerio de aquí, que está a las afueras y demasiado cerca del hospital, manda esa cosa.

Ahora, por los caprichos de la vida ,su pasado confinamiento y poniendo orden en casa, encuentro este documento militar grabado allá por el Jurásico, cuando uno, joven médico recién casado, se vio en la necesidad de realizar las prácticas de alférez de milicias universitarias en Ceuta, entre su hospital militar y un Rgto de carros de combate, en donde aparecieron dos agradables sorpresas. Un soldado raso de Sabiote, cumpliendo con su servicio militar, creo recordarlo como familiar de los queridos Periquillo “Chimenea” y Eduarda, nuestra inolvidable “modista”.

En su memoria y el abrazo paisano que pudimos darnos, cuelgo todo esto…una BOTASILLA…”La orden de toque de clarín, urgente, dado en Caballería, para ensillar a los caballos ante un inminente peligro. Algo apasionadamente novedoso e impactante para un recién llegado. Y es que, tras las presentaciones de rigor, “el Macho”, el segundo jefe de la Unidad, famoso e inolvidable por su peculiar talante, me preguntó si había visto alguna, y ante mi negativa, nos emplazó tanto a mí, como a mi joven esposa, cámara incluida, para dejar testimonio “del espectáculo” el sábado siguiente. Y en nuestro honor montó aquél cirio. Así podían ser las cosas entonces. Pero creo que quedan suficientemente pagadas con este video, que el buen Dios, de sobra es sabido, muchas veces puede escribir recto con torcidos renglones.

Permítanme compartirlo tanto con Vdes. como con otros compañeros militares, tan añorantes como yo mismo del mundo de ayer.

Se me ha ocurrido colgarlo tras ver los últimos videos sobre Sabiote de Pepe, el Míster padre/director de la criatura. El montaje de sus fotos, maridadas con tal alta cocina musical hacen de él, sin duda, nuestro entrañable Almodóvar. Lo digo en confianza y de corazón, como sólo saben decirlo los amigos y hermanos. Y porque me siento concernido, al dedicarlo a todos los morriñosos, los expatrios a los que nos has hecho sentirnos ricos con su recuerdo.

Toda la riqueza que se nos pudo hurtar de adolescentes, viviendo hasta sin agua corriente en el extrarradio,por Los Arenales, allá por donde a los familiares más situados “daba  hasta apuro” el venir a vernos…lo recuerdas?

Abandonamos Sabiote, hermano, con la valentía que solo sabe proporcionar la necesidad y con la ingenua resolución de que nunca llegarían a afectarnos sus crueles consecuencias. Y, ahora tú, cuando ya dábamos todo por perdido, nos haces bajar a La Corregidora de nuevo con tu documental, para recoger el musgo que siempre bajábamos a recoger allí; antaño, con el primo Antoñito Rodriguez, para montar el portal de Belén y, ahora, contigo en estas precisas fechas y desde Huesca, ya no para eso sino para algo casi tan entrañable… para montar en nuestra alma  Navideña el andamiaje de la nostalgia.

Con todas tus fotos e imágenes tan potentes, que nada tienen que ver con las estampitas de cualquier trasnochado andalucismo folklórico de mercadillo visual, tan propias de cualquier inepto enchufado autonómico, que diría nuestro querido Muñoz Molina.

Alguien , Pepe, tiene también sabiamente dicho, y para terminar, que la morriña como la risa, es la distancia más corta entre dos cerebros.

Tus videos, en suma, han sido  para mí como un auténtico relámpago capaz de iluminar y remover esta triste, fría y nevada mañana del Día de la Inmaculada, sacándome a la superficie toda aquella feliz infancia y adolescencia por nuestro querido Sabiote.

Me has dejado lleno de melancolía retrospectiva, casi llorando…bendito cabrito!!!..y, perdona por este totum revolutum, mezclando churras con merinas: la mili con nosotros, los videos y la patria chica…debe ser la edad. Antes no solían aparecerme estas tormentas de sentimientos ya vividos, fosilizados.

Gracias, hermano, y feliz Navidad llena de salud para ti, los tuyos y todos  los Sabioteños de buena voluntad….aquellos Acromatópsicos que, incapaces de distinguir cualquier color, son por ello incluso más felices…porque han elegido vivir sin odio hacía nadie .Felices porque aún sin verlo, saben que existe el regalo del arcoíris.

 

Luis Manuel Aranda

Médico Otorrino

De la Sociedad Española de Médicos Escritores