LA ENTELEQUIA
Dícese de algo que es irreal. De irrealidades y, de
otras, no tanto, pretendo escribir inspirándome en Fdo. Savater y rindiendo
este mi pequeño homenaje al lúcido fundador de BASTA YA, aquella idea que
constituyó el principio del fin de la otra locura vasca. Lo hago así porque no
soy capaz de responder de otra manera a esta otra, a todo esto tan cansino, por
el hastío y, tal vez, porque tanto mi familia como los escolapios de Getafe me
enseñaron en su día a enfrentarme a las injusticias, a no mirar para otro lado
cuando hiciera falta. Por el hastío del Procés, la mosca cojonera que no deja
de incordiarnos de continuo; casi tanto como el agresivo marketing de esa
empresa de seguridad que inmisericordiamente tampoco deja de recordarnos el que
podemos ser asaltados, robados y humillados. ¿Qué diría la sociedad si los
médicos, al calor del humano negoci, nos avasallara, importunara y angustiara
también todas las horas con anuncios institucionales advirtiéndonos de que cada
día que amanece puede traernos un cáncer no deseado, invitándonos por ello a
pasar por la preventiva taquilla galénica?
No hay derecho por las cosas que nos pasan. Suponíamos
que la democracia iba a ser algo así
como el regalo de un cántaro lleno de miel o de salutífera agua, mientras lo
hemos recibido rebosante de un inhumano fet diferencial : el de que cada quién,
a falta de ideas más constructivas, aprovecha sin cesar su poder subrogado, el
autonómico, para encontrar mucho más donde residen los separadores genes
diferenciales que los de la felicidad ante la posible comprensión y admisión
del otro, del diferente.
Viendo las terribles cosas que acaban de pasar por
Cataluña, no puedo dejar de pensar en aquellas pedagógicas y formidables clases
del eminente psiquiatra Vallejo Nájera por la Complutense de Madrid. Las
adobaba con casos prácticos de carne y hueso y, para ello, todos los años traía
pacientes del hospital psiquiátrico de Leganés. Pacientes que, anhelantes,
esperaban ansiosamente su día de gloria en la universidad, para exponer cuál
pavos reales, o catedráticos, todas sus convicciones y certezas: la del valor
de la moneda de su país, de su posible independencia de Marte o de toda la vida
idílica que tenían o que pensaban tener en su galaxia. Con un par.
No lo puedo evitar, aquellas clases cada día se me hacen
más presentes, viendo lo que uno tiene que ver: todo el catalanismo
independentista intentando automantenerse para seguir viviendo de la
mamandurria, en mayor o menor grado, mientras justifican y justifican la ficción
de su doctrina, del circo montado, y del que por momentos ve con estupefacción
como le crecen sus asqueados enanos por todas partes. Los contrariados
personajetes, que por vivir más cerca del suelo ven lo que los más altos
parecen no ver : como se hacen daño a sí mismos. Por eso andan y con prisas, intentando
abandonar a su suerte al Bombero torero, al comprobar las contusiones recibidas
por la entrada de un torito español que no habían imaginado tan bragao.
Y, mientras les llega la baja, no dejan de consumir
psicólogos, tranquilizantes e hipnóticos, al enterarse, por ej. de que ya nadie
quiere ir a Cataluña en los casi regalados viajes del Imserso, entre otras
miles de lindezas económicas del desastre. ¿Acaso desconocían como admitiría A.
de Tocqueville, el que una república sana sólo se deriva de vínculos cívicos y
familiares sólidos, algo que ellos han dinamitado sin visión ni piedad alguna?.
La han dinamitado y ahora se encuentran los muy, con lo inesperado: Ay, la cara
de póker, de no entender nada, de ese chulito de Congreso de pelo fashion y
mofletes, suponemos que de enrojecida vergüenza, viéndose ayer increpado y
tratado de traidor españolista por sus vecinos. Qué satisfacción, que sutil
venganza del justiciero tiempo, el que suele acabar poniendo a cada quién en su
sitio.
Personaje obtuso, con cara más de personaje de zarzuela,
de pañolito y todo en la solapa, el que puede que hasta sepa y todo aquello que
Tito Livio decía a Fabio Máximo: “ es preferible que un enemigo sabio te tema,
a que los amigos necios te elogien”, o que también sepa aquello de que la
Revolución Francesa comenzó como la de ellos, con una fe ilimitada en el
sentido común de las masas, para acabar como acabó, con la aplicación de la
guillotina a todo bicho viviente que se pudiera salir de lo políticamente
correcto. ¿O acaso no conocía cosas tan básicas, un personaje como él, que va de enterado?¿De dónde viene
entonces esa su cara de Saturno que le vimos anoche, tras sentirse devorado por
su propio hijo, al contrario de aquél otro de Goya?.
De Saturno o de lelo, de no entender nada, precisamente
él, que hasta ayer mismo podía pensar el que sólo los demás, los
constitucionalistas, esas raras avis, se merecían todo el odio posible,
mientras, tristemente, comprobaba la triste realidad, la de que ya, ni desde
dentro del útero materno, el inefable y Omnipotente Procés, se puede vivir
seguro.
Lo tiene dicho Maquiavelo:” entre locos, es una locura
inculcar el decoro de la lucidez”. Qué crueles sus colegas, sr. de los mofletes
rojos, repudiándole precisamente a Vd., que viene, como todos ellos, desde la
misma filosofía: la de dividir el mundo, de forma beata y simplona, entre
buenos y malos.
Y, acabo, pidiéndoles perdón por mi abuso de las sabias
citas, pero con otra final, dirigida y dedicada a tanto español catalán de bien
que, de sobra lo conozco, no cesan de rearmarse tanto moral como cívicamente :”Yo
no creo en un destino que caerá sobre nosotros hagamos lo que hagamos, creo más
bien en un destino que caerá sobre nosotros si no hacemos nada”, Churchill
dixit. Ánimo, amigos!!!
Luis Manuel Aranda
Médico
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