SEGUNDO ENCUENTRO
DE LOS COMPROMISARIOS DE SELAYA( escolapios de Getafe---Urda 28-abril-2.017)
Perdonadme, queridos amigos y Señoras, por el
atrevimiento de estas palabras en este entrañable Ágape, esta reunión de amor y
amistad.
No puedo evitar el que aquí, a la sombra de los Molinos
de Consuegra, traigamos también a
nuestra mesa, y si me permitís, unas Quijotescas palabras, aun sabiendo, como
diría el Caballero del Parque, que nunca se ha visto escudero que se atreva a
hablar donde debería de hablar su señor…D. Isidoro, en el que el dolor de su
malnacida ciàtica, dudo mucho que le permita hacer el piadoso discurso de
circunstancias.
Ahora, entre vosotros, queridos amigos, es muy fácil para
un servidor el hablar escuderilmente, mientras dexamos fuera a los políticos,
esos señores que se creen amos nuestros, pero que están dándose de continuo con
las astas.
Estamos reunidos aquí y ahora, lo sabemos, por haber
aceptado la invitación de esta egregia casa, que nos sabe y parece al auténtico
Reyno Micomicón de Etiopía, aquél del viejo sueño de Sancho.
Reyno, felizmente presidido, en esta histórica ocasión,
por el Caballero de Urda… D. Isidoro, nuestro querido e inolvidable compañero
de aquellos duros e infantiles años en el peculiar Gulag escolapio de Getafe.
Isidoro…el también espejo de la caballería, la flor y
nata de la gentileza, el amparo y remedio de los menesterosos, y la
quintaesencia de los caballeros andantes!.
Al que, todos nosotros hemos buscado para encomendarnos a
su cortesía…
Y tras ser invitados, hemos venido, ahora que el mayor
tiempo libre en esta nuestra procelosa edad, nos lo ha permitido, una vez
encaminados ya bien los hijos, para que cuando grandes, sean báculo de nuestra
vejez y gloria de nuestra posteridad. Venimos, pues, cumpliendo
indubitablemente, por no contravenir y faltar a las leyes de la Caballería, y
porque hasta podría ser que en el tiempo de esta comida de hermandad y
reclusión, llegáramos incluso a curarnos de nuestras mundanas vanidades, tan
necesarias en el ayer mismo, para el “pane lucrando” de nuestra querida vida
profesional.
NINES…Sra y auténtica dueña de este Reyno…¡ tómenos por
lo que somos!...Provectos escolapios, que sólo deseamos ser escuderos suyos en
el día de hoy.
Aquí nos tiene, rindiéndole pleitesía, felices a sus
pies…porque ha de saber que no hay en la tierra, conforme a nuestro parecer,
contento que se iguale a alcanzar la amistad perdida.
Qué jamás, nos desamparó la esperanza de poder disfrutar
algún día de estos sublimes momentos.
Estar aquí, recuperando aromas y recuerdos infantiles es,
créaselo, poner en solfa las que consideraba certezas aquél famoso Macbeth, mientras
vaticinaba sobre la efímera existencia
humana…
“La vida no es más que sombra que pasa/ un pobre cómico/
que se pavonea y agita una hora sobre la escena/ y después no se le oye/ un
cuento narrado, en suma, por un idiota con gran aparato y que nada significa.
Profecía falsa,
sin duda,en instantes como el de esta reunión, viviendo como estamos este
fantástico Carpe Diem, este momentáneo cachito de cielo en la tierra, juntos de
nuevo, y muy honrados, sobre todo, por la presencia de Justo y su esposa.
…Justo, viéndote, estamos como aquellos estudiantes que
veían a D. Quijote por primera vez y morían por saber qué hombre fuese aquél
tan fuera del uso de los otros hombres. Sábete, D. Justo G. de Y., que toda tu
compañía…,tanto antaño como hogaño, ha sido el estiércol que el buen Dios
decidió esparcir para siempre, sobre nuestros más secos e improductivos
ingenios.
Tu memoria y paso por nuestras vidas, sin ánimo de
lisonja alguna, faltaría más, fue tan edificante como el mismísimo y Calasancio
colegio, puedes creértelo. Y si en algunos de aquellos infantiles días pudimos
considerarnos unos “castrati” ante nuestra posible exclusión colegial y académica
por tu abrumadora presencia, ahora, a estas alturas de nuestra edad, sabemos
algo que nos ha tranquilizado y aligerado el alma del peso de la memoria de tu
peso… Si, Justo, porque ya podemos decirlo… sabemos el que una misma fortuna y
una misma suerte ha corrido, tal vez, por los dos…por ti y por todos
nosotros:…si a ti te mantearon una vez, a todos nosotros, la vida nos ha molido
ciento, y esto, Justo, es lo que te llevamos de ventaja.
Y para acabar, aparte de agradeceros a todos el haber
venido, no quiero aburriros más…que se hace hora de comer y ya tenemos ciertos
barruntos de hambre y, más, sabiendo que nos tenéis preparado para comer cosas
confortativas para el corazón y el celebro.
Nines, Isidoro…Isidoro, Nines: Gracias por toda vuestra
hospitalidad en estos momentos de tanta y tan difícil transición en nuestras
vidas personales y profesionales, en esta nueva etapa que tenemos que
reinventar y en la que el descubrimiento de los viejos amigos es un auténtico
regalo del destino.
Estamos, en definitiva, tanto Teresa y yo mismo, queridos
amigos y amigas…¡ que nos salimos, por la puerta de la locura de estos
momentos, de este regalado día!.
Muchas gracias a todos por esta reunión… a la que deseo, además que sea semilla de
otras tantas en el futuro.
Y ahora, si me lo permitid…un brindis final por la vida,
por aquél viejo Colegio de Getafe, por los amigos desaparecidos, nuestras
familias y por todos nosotros.
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