miércoles, 1 de abril de 2020

Mi amigo Emilio


Mi amigo Emilio

Ha tenido de todo, un gabán y un Magán, en cada oportuno momento, ya para soportar con el primero aquellas noches Toledanas de hace casi dos siglos, como para soñar con el mañana, lo segundo. Y, poco después, cuando ni sus amigos teníamos nada, hace también muchos años , le llegó el chivatazo de que el cielo podía estar lejos, en Majadahonda, casi donde Jesucristo había dado las tres voces. Sin pensárselo dos veces, y herido mortalmente por el segundo flechazo de su vida (del primero, la esquiva Mari, recordemos que casi muere)…decidió que allí iba a vivir en el mundo y por los restos. Y, ni corto ni perezoso, se construyó un “palomar”, desde donde todas las mañanas y al alba, ha podido mirar por encima del hombro al resto de los atormentados  vecinos de más allá de la Cuesta de las perdices.
Y allí ha vivido, hasta hace bien poco, en que aparecieron “cataratas” por su casa, debidas a que los palos del sombrajo se deterioraron un poco. Recompuesto el desastre, al volver al peculiar remedo de claustro materno, se ha encontrado con la visión de un mundo nuevo  y con una “nebulosa y doliente humanidad”, encerrada y engañada, crispada y al borde del ataque de nervios, de forma que recordando a aquél paciente que relata Gómez de la Serna  en su “El doctor Inverosímil”, está pensando en hacer lo que aquél mismo hizo…el volver a su médico a que le devuelva su enfermedad, porque si aquél, acostumbrado a vivir con ella y de ella, ahora, la echaba de menos porque su vida no tenía sentido, él, también, se encuentra de igual forma, muy contrariado por todo lo nuevo que está viendo.
Pero la familia, porque lo quiere y desea ahorrarle la auténtica visión panorámica de ese “Madrid con el cielo tan cercano” (según tan malévolamente alguien recuerda tan en exceso como con mal gusto por estos días), la familia ha decidido protegerlo bajándolo al primer piso. Que corren tiempos de conformar la felicidad con la visión sosegante de unos simples árboles, de olvidar y no mirar lo que pudiera estar cocinándose en lontananza.
No lo tomes como una bajada de nivel. Todo lo contrario, querido, imagino diciendo a su doña Aldonza, ante la impiadosa defenestración.
Tómatelo así, amigo, viendo lo relatado en tu video, porque tu verdadero nivel lo dan vuestras escenas de Navidad, rodeado de tu maravillosa familia, tan llena de Infanzones como de bizarras mujeres, capaces de vivir en tan armoniosa convivencia. Algo que para los desterrados y alejados tanto tiempo del calor familiar, constituye nuestra más profunda envidia. Que con “los parientes, ya se sabe…comer y beber, mientras nosotros, con los extraños…comprar y vender”, y de ahí, no pasar. Es la tristísima diferencia.
Emilio, “amigo rico (en imágenes y talante) e Infanzón…que no tiene comparación”. Y he hablado de cataratas , encarcelamientos y de una familia tan exportable como las naranjas, pero hay también en tu camino algo único, un yerno maravilloso ,casi tan silencioso y acostumbrado a resolver las ecuaciones de la vida como tú mismo, aunque el sustituya tus números por personas, colocando a cada uno de sus acaudalados clientes en el lugar preciso, en el mejor camino en que sus ostentosos coches puedan proporcionarles la mayor envidia ajena posible… la envidia capaz de producirles,  con su consabido y humano feed backs, el priapismo que ya ni kilo y medio de Viagra podría ocasionarles en cierta “parte bajera”, como decían por Sonseca.
Estamos en una edad difícil, amigo, en que un día sí y otro también nos puede sorprender con alguna desagradable sorpresa, pero miro para atrás y acabo, como me descuide, siempre con Jorge Manrique y su lamento… con aquello de que “cualquier tiempo pasado /fue mejor”, aunque a fuer de ser justo, también puedo quedar pensando en que nosotros y aunque nuestros hijos pudieran tenerlo olvidado o no lo sepan, somos casi la primera generación de españoles que se pudieron duchar todos los días con agua caliente.
Enhorabuena de nuevo por “tu documental”…el culpable de este parto de los montes, en esta tarde tan fría  como triste…con trescientos mil tigres aguardando en nuestras puertas.
Un abrazo y salud para todos vosotros, desde el Prepirineo . De vuestros amigos Teresa y Luis

No hay comentarios: