Por la carta posterior, de crítica a la gestión de la Junta directiva, fuí contestado por una "anónima Comisión" nombrada al efecto. Intentó lincharme en una pobre e inquisitorial respuesta que fué contestada con lo que sigue...
RESPUESTA,
YA SIN GRIPE, A LA “COMISIÓN” DELEGADA DE LA SEORL
Muy Sres. míos:
Siento este comercial y chusco
comienzo, pero desconozco sus nombres, la cara de los de “La Comisión”, la de
los no abajo firmantes. Jesús, Jesús, ¡qué nivel!, no podía dejar de recordar,
mientras les leía, lo que le pasó al pobre Miguel Servet, salvando todas las
distancias que quieran, con Calvino por meterse en “Trinidades”, cuando aún no
había un derecho de opinión consolidado.
El lunes pasado lamenté que mi
contestación a su e-mail, no fuese más explícito, pero la gripe tiene sus
caprichos. Permítanme que lo haga hoy, recuperado casi del todo.
Pero hombres ¿quién les ha gafado para que
sigan Vds. tan empeñados en seguir metiendo la pata, equivocándose? ¡Pero que
contumacia en la administración de los euros y el honor ajenos! Primero en el
lamentable diseño inicial del plan de inversiones, luego en la expulsión
precipitada y mal aconsejada de la Dra. De la Mota y, ahora (en grado muchísimo
menor, obviamente), en culpabilizarme de una ignorancia laxa y anexa a mi baja
participación en los asuntos de gobierno.
¿Pero cómo se nos iba a ocurrir
pedir documentación real económica si desde siempre, sin mandarnos jamás un
estado de cuentas previo a nuestras Asambleas, se nos hacía creer en ellas que
vivíamos casi en una Arcadia feliz? ¿Quién les ha informado tan mal sobre mi
dejadez? ¿Acaso no me han visto por ahí como vocal de la Asociación Profesional
desde mayo del 2010? Y si Vds. son de los que no se han perdido una Asamblea,
¿acaso no recuerdan que en dos de ellas entre otras, bajo el Dr. Algaba y otra
vez en Tarragona, un servidor, se levantaba en el turno final de ruegos y
preguntas a lamentarse de que la SEORL había dejado a la ORL privada a los pies
de los caballos y que desde el año 2001 en que se había aprobado nuestra
Asociación Profesional, esta era solamente papel mojado y había nacido muerta?¿Acaso
no recuerdan el aplauso con el que sus sesenta asistentes me obsequiaron? Los
sesenta-cien asistentes incondicionales. Porque saben, tan bien como yo, que el
resto de la Sociedad habitualmente está divorciada en nuestras Asambleas
anuales de los temas directivos. Ya, en una ocasión, pregunté a la Mesa si ellos,
a su vez, no se lo habían preguntado lo mismo que yo, siquiera una vez en sus
vidas, aunque solo fuese por pura, dura
y elemental autocrítica constructiva… ¿No lo recuerdan, muy Sres. míos?
Y me hablan Vds. ahora que en
Valencia había cuatrocientos socios, ¿llega al 20% de la Sociedad? ¿De verdad
que piensan que si en lugar de haber hecho la “catártica Asamblea” incardinada
en la Anual Ordinaria se hubiese efectuado una monográfica y extraordinaria en
julio de 2010 bajo el lema “ESTAMOS ARRUINADOS”, por ej., como me adelantó el
Sr. Secretario en mi reunión con él en mayo, para echar a andar de una maldita
vez la Asociación Profesional, la asistencia no hubiera sido más masiva? Luego,
no lo hicieron así, pensando ante la gravedad del problema que todas las
cautelas deberían ser pocas, por lo que la sustituyeron por una reunión íntima
y privada previa entre todos los expresidentes posibles para diseñar el más
idóneo plan de acción futuro, tal vez el menos lesivo para todos nosotros, pero
fundamentalmente para alguno de Vds., ¿verdad?
A Valencia ni pude ni quise
asistir, pero un socio que si lo hizo me envía “la perla” a mi e-mail, que les
adjunto. De ella, salió indudablemente el VºBº a su continuidad ¿Pues qué otra
cosa podía haber ocurrido, estando los tiempos como están, con las farmacéuticas,
su colaboración en congresos y toda nuestra pobre economía en plena recesión? ¿Acaso
alguien hubiera querido heredar la dirección de una casa en llamas? No olviden
ni por un momento lo obvio, lo que debió de pensar la mayoría de los
asistentes: “el que rompe paga”, que dicen en mi pueblo, y perdón por la
maldad.
Y de las posibles filias o
fobias acerca de algún miembro de la Juntas anteriores culpables de la
situación, como comprenderán, no hay nada de nada en lo personal. Me he
permitido criticar su función, evidentemente porque uno, en la SEORL nunca ha
tenido amigos, solo ha tenido intereses, los que hoy andan tan trastocados. En
mi carta solo exponía que no me gustaba el que una exgerente ya estuviese
expulsada y juzgada y que otros responsables de no haber vigilado nuestro
asuntos, (algo incluido en nuestro Código Civil, no lo olviden), cosa que
hicieron según propia confesión, anduviesen incluso ascendidos a Presidente y
Secretario, ¿Tan difícil es entender todo esto?
Me han invitado en su indignado
correo que le pregunte a la Dra. De la Mota sobre visas y demás temas, sepan
que me ha contestado y guardo en mi poder su respuesta por si procediera usarla
en algún momento, al igual que hacen Vds. con mi carta. Un servidor va a
conservar sus epístolas y cualquier información relacionada con ellas como oro
en paño.
Ya que han decidido no
declararme anatema por proceder de forma tan libre, desusada y “que de tanto
estupor les ha llenado”, yo también, de momento, voy a permanecer en la SEORL,
con una excepción y un ruego: que le pidan al Dr. López- Cortijo que me excluya
de la antedicha Asociación Profesional. Yo ya estaba tan estupefacto y
desconcertado como Vds. mismos, al ver que después de dar y dar la vara para
echarla a andar, a toro pasado, se me comunicaba, no hace mucho, que había habido
una reunión junto a la Sociedad Madrileña y conmigo no se había contado para
nada. Ya ven, somos una Sociedad llena de gente “confundida y estupefacta”,
desde el más alto hasta un servidor, ante tanto desencuentro mutuo, por estas y
otras mil cosas que les iría contando, como parte de la opinión de muchos de
los socios que han tenido la amabilidad de contestarme en solidaridad a mi
salida a la palestra pública y que llegado al caso serán debidamente
publicadas, para que puedan comprobar y entender que no estoy tan solo como se
imaginan o desearan.
Finalmente, cuando escribí mi
carta abierta a los socios, lo hice, sin duda alguna, influenciado por una
máxima reciente que había leído a Kant: “Debemos asumir la responsabilidad
moral sobre nuestras acciones, por mucho que puedan estar influenciadas por
fuerzas externas” ¡Qué cosas tenía este señor!
Atentamente.
Luis Manuel Aranda
Socio nº 66
CORREO ADJUNTO DE UN COLEGA
Estimado Luis:
Yo estuve presente en la Asamblea General de Valencia y, desde luego, no se habló nada de perdón. Se ratificó a la junta directiva, basándonos en unas informaciones, que nos dieron, que no eran del todo correctas. Se habló de lo de María de la Mota, pero no se dijo que las faltas habían prescrito, ni que nadie la había vigilado. Se pintó a los anteriores gestores de la SEORL como víctimas de un engaño, y no como ineptos y negligentes que no controlaron las cuentas.
Si, se ratificó a la junta directiva, pero no se renunció a pedir responsabilidades a la anterior.
Según el Art. 11, los socios pueden proponer temas a la asamblea general para su conocimiento y resolución. Creo que se debería realizar un escrito proponiendo que la comisión deontológica depure responsabilidades o, por lo menos, emita un informe.
Y desde luego, que los miembros de la Junta directiva de la SEORL de los años 2007 al 2010 (que es cuando esta mujer metió la mano en la caja) devuelvan, como mínimo, sus medallas y distinciones. Y, en función de los resultados de la investigación de la comisión deontológica, la Asamblea decida sobre su permanencia en la SEORL o su expulsión.
Yo estuve presente en la Asamblea General de Valencia y, desde luego, no se habló nada de perdón. Se ratificó a la junta directiva, basándonos en unas informaciones, que nos dieron, que no eran del todo correctas. Se habló de lo de María de la Mota, pero no se dijo que las faltas habían prescrito, ni que nadie la había vigilado. Se pintó a los anteriores gestores de la SEORL como víctimas de un engaño, y no como ineptos y negligentes que no controlaron las cuentas.
Si, se ratificó a la junta directiva, pero no se renunció a pedir responsabilidades a la anterior.
Según el Art. 11, los socios pueden proponer temas a la asamblea general para su conocimiento y resolución. Creo que se debería realizar un escrito proponiendo que la comisión deontológica depure responsabilidades o, por lo menos, emita un informe.
Y desde luego, que los miembros de la Junta directiva de la SEORL de los años 2007 al 2010 (que es cuando esta mujer metió la mano en la caja) devuelvan, como mínimo, sus medallas y distinciones. Y, en función de los resultados de la investigación de la comisión deontológica, la Asamblea decida sobre su permanencia en la SEORL o su expulsión.