miércoles, 10 de febrero de 2016

AL PRESIDENTE DE LA SEORL( Sociedad Española de ORL). Fué enviada en 2.013...y causó casi quinientas bajas entre los socios



CARTA ABIERTA AL DR. GIL-CARCEDO

PRESIDENTE DE LA SEORL

 

 

                                                                              


Estimado  Presidente:

Diría que es la tuya la segunda felicitación navideña recibida por todos nosotros en muchos años. La primera, casi tan perturbadora como ella, fue el año pasado, y en aquél entonces, como ahora, inspiró mi anterior carta abierta a todos los socios de la SEORL.
Han sido felicitaciones de circunstancias, de auténtico sabor agridulce. Trufadas de noticias amargas, y sin duda alguna, más propias de épocas de penitencia, de Semana Santa. Pero hombre, ¿a qué sensibilidad has apelado para mezclar churras con merinas en tu correo de Nochebuena? ¿Acaso no podía haber habido un antes y un después navideño para el desahogo? Ya ves lo fácil que resulta, yo te respondo ahora, pasados Reyes, aunque me haya costado morderme la lengua unos días.
Lo tuyo, y lo de la Junta anterior, lo de incomodarnos en fechas tan respetables, para enfrentarnos a nuestra jodida, con perdón, realidad societaria, se define por si sola ¿Pero, se nos ha ido la olla definitivamente? Cuestión, sencillamente, de formas más humanas.
Mira, hubiera dicho todo lo que sigue en el Congreso de Oviedo, pero quiso Dios que el nacimiento de mi nieta Carmen, por aquellos precisos días, me liberase del tormento. Sí, porque pensaba haberos dicho en nuestra Asamblea anual lo que ahora estoy diciendo; lo que ya en mi carta del enero anterior, como indignado socio, decía a la junta anterior. Algo equivalente a lo que el sabio Diógenes dijo en su momento al gran Alejandro Magno... ¡que se apartasen(los responsables del desaguisado, se entiende), que no nos siguieran quitando el sol!, antes de que algunos tuviésemos la tentación de iniciar alguna acción civil contra su temeraria y ruinosa gestión.
Además, hubiera llevado al ánimo de la Asamblea la petición de un informe o peritación jurídico-económica independiente de algún prestigioso gabinete de lo mercantil, sobre las actividades y actuaciones que nos habían llevado a la quiebra.
Por añadidura, también les hubiera preguntado qué sentido había tenido el tomar riesgos tan inaceptables para la Sociedad; como, por ej., la opción de compra en el corto plazo mediante un leasing de locura, mientras se pensaba,  posiblemente, en el cuento de la lechera de nuestra infancia.

Y habría pedido, por demás, la primera acta, en la que la Asamblea autorizaba, y ponía los límites del endeudamiento posible; así como la fecha de dicho documento, para estudiar si era coincidente con la posterior compra.
Pero como decía, no pude asistir, y ahora tú intentas echar balones fuera, diciéndonos que… ¡bueno, que pelillos a la mar!, mientras pones a la crisis general como culpable del dolo, de todas las decisiones tomadas. Pero, ¿cómo tu, hombre prudente como yo mismo y tantos de nosotros, que hemos construido nuestras vidas “sobre la roca y no sobre arenas movedizas”, según el mandato evangélico, nos dices eso?, en lugar de haber comenzado tu felicitación diciéndonos algo consolador al menos ¡qué se yo! Algo, como por ej. Que sabías de buena tinta que tanto la antepenúltima Junta, como parte de la anterior, los señores de la “Comisión Delegada para el naufragio”, responsables de todo, y como S. Agustín  hizo, una vez caído del caballo, nos iban a felicitar pidiéndonos perdón, con un acto de auténtico arrepentimiento por su alocada vida anterior.
Pero ya ves, al contrario de lo que en el Medievo pasara, por analogía, ahora, tras la vida frívola, ni siquiera ha aparecido, que yo sepa, arrepentimiento alguno, y sin embargo sí, parecidamente, el final expiatorio hacia los Santos Lugares...o a nuestra vieja sede del Gral. Pardiñas  ¡Qué papelón, Sr. Presidente., o "la risa", que dicen por aquí, por Aragón!
Así es que  como reflexiono y veo que no ha habido disculpa alguna ,a la vez que pienso que tanto todos nuestros pagos y derramas, como todo nuestro prestigio social anterior "a la cosa", tienen un peso infinitamente superior a tu pobre contento actual, permíteme que no actúe como los restantes cien compañeros-socios que hartos de soportar tanto contradiós han preferido causar baja por la puerta de atrás, con total discreción, sin tan siquiera hacer el mínimo ruido que esta humilde carta pretende.
Intentas desdramatizar la situación, tras tomar las riendas de nuestra caótica SEORL, sin que antes se nos hubiese rendido justicia a todos los socios ¿Por qué nosotros habíamos de ser diferentes, cuando diariamente podemos ver como los responsables de Acciones Preferentes o de Bankia, por hechos cercanos, por conductas tan gravemente negligentes, se tienen que sentar diariamente en el banquillo? Así es que, muchos de nosotros, viendo como se enfrentan los problemas fuera, en otros ámbitos, a día de hoy, tenemos la percepción de que la herida se ha cerrado en falso. Y, ya sabes, lo que no se cura bien, se pudre, y acaba dando mal olor a la vida, no lo olvides.
Presidente,  nos dices que has pretendido jugar bien con las malas cartas que os habían dejado; explosivas, sin duda, por haber sido confeccionadas con auténtica pólvora del Rey. Mira, uno, en su ingenuidad, hasta todo "nuestro mal rollo", creía que el sistema del derecho, como el de la vida, era un sistema de reciprocidades, y ser Presidente de algo, entendía por tanto que es tanto prestigio, como responsabilidad civil ante el daño causado, ante todo lo mal hecho. Pero ahora tú, como Presidente de un auténtico gabinete de crisis, ni siquiera nos has pedido el consabido "sangre, sudor y lágrimas", sino que lleno de buenismo, te manifiestas hasta contento porque vas a entregar la nueva sede sin haber hecho ninguna exigencia de responsabilidades previas.
Has hecho, en suma, y si me permites la comparación, como alguien hizo en su época, con las obras de Aberrees o de Galileo...mandarlas sencillamente a la hoguera.
No te quepa duda, nos has escrito la felicitación mojando tu pluma en la sangre de un desastre ¿no te parece?

  En resumen, para acabar y con perdón por la crueldad. Si parte de las dos juntas anteriores nos han gobernado como Julián el de la Pantoja gobernaba Marbella, tú, ahora, no deberías de quitar hierro a todo este lamentable drama de la SEORL.

 No estamos en la calle, volvemos a la antigua sede.

 Es "la gran noticia", dice el Sr. Secretario, para devolvernos el ánimo.
No, Dr. Arístegui, la SEORL  ya no puede devolvernos nada, sino la certeza de que la rimbombante Comisión Delegada ha sido una auténtica merienda de negros. Sí, sí, "porque nos enamoraron con palabras y nos desengañaron con sus hechos". No olvides, además, si me lo permites, aquello otro tan quijotesco como lo anterior, de que "la alabanza propia envilece". Y como a uno, aún más que la propia ciencia por llegar, lo que realmente le importa a estas alturas de su vida es el que no le perturben por tercera vez su próxima Navidad, pues eso...DÁME DESDE HOY DE BAJA  en mi, antaño, querida SEORL.

Atentamente. Recibe un cordial saludo



Y PARA VOSOTROS, LOS QUERIDOS Y  SUFRIDOS SOCIOS DE LA SEORL…
Postdata: Ya pensé en solicitar mi baja el pasado enero, tras recibir una innombrable o "peculiar" respuesta a mi primera carta abierta; en términos de linchamiento, por parte de LA COMISIÓN, así, sin firma alguna. Fue debidamente contestada. Y como constituye una auténtica reliquia inquisitorial que queda para nuestra más reciente historia, tanto una como otra, están a disposición del que lo solicite. No lo hice, lo de la baja, a petición expresa de algún compañero-amigo, pero todo tiene un límite.

 ¡Que el buen Dios y administradores más sagaces os ayuden en el futuro! Que un servidor, apelando y abusando de nuevo del sabio Quiote, si me lo perdonáis, una vez más, “desnudo nací (comencé a ejercer), y desnudo me hallo (me jubilo): ni pierdo ni gano”.

Feliz año a todos.

Luis Manuel Aranda

Socio nº 66

 









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