martes, 19 de agosto de 2008

SEMANA SANTA Y SABIOTE

Habitualmente, mis Semanas Santas van para Málaga, porque mi contraria, mi
parienta, mi santa, mi esposa, mi mujer o mi Teresa, como Vdes. gusten, nació en la
calle Granada, tras su catedral y uno acaba, inevitablemente, por ser como cualquier
guardia civil. ¿Saben que un guardia civil es un hombre que ha podido nacer en
cualquier pueblo, pero que casi siempre acaba muriendo en el pueblo de la mujer?
Pues eso.

Pero este año llovía tanto, tanto por Málaga y en Jueves Santo, que hasta las palomas
de enfrente, las de la catedral, croaban como ranas. Y su molesto croar me invitó a
coger un autobús hacia Úbeda. Toda una experiencia deliciosa, la de ver mi querida
Andalucía desde las alturas, como si sobre un mismísimo jamelgo fuese. A vista, en
suma, de un señorito andaluz cualquiera. Todo un lujazo. En Úbeda, me recogió
"nuestro Pepe", padre de Sabiyut y hermano a la vez de un servidor de Dios y de Vdes.
para llevarme a respirar por unas horas, siquiera, los aromas de mi queridos Porvenir,
Huerta Baja y Torremocha. Todo un cambio radical, verdaderamente, eso de dejar una
Málaga anegada tanto por las aguas del cielo como las de la tierra. Que aguas de la
tierra eran los lagrimones derramados por tanto y tanto Nazareno entristecido por no
poder sacar del bracete a su Dª Inés, su Dulcinea, a su amor supremo, a su Virgen, en
suma, de paseo. Un auténtico espectáculo esperpéntico.

Algún día, reflexionaré más en profundidad sobre el tema. Sobre tanto infantilismo y
fragilidad emocional como nos embarga en estos tiempos tan mediáticos. ¡Ay, estas
gentes tan devotas de Frascuelo como de María, que diría el gran Machado!

Ya en Sabiote, visita obligada a Paco, el ajedrecista-pensaor-poeta. ¿Sabes, Paco, que
en algunos cortijos sevillanos llaman pensaor al que "pensea", al que echa el pienso al
ganao? “¡Pa guasa, nozotros, zeñorito!”. Pocas gentes, pocos familiares, nos quedan
por allá aún, porque incluso un primo lejano, de nombre Verain, decidió hace tiempo
que mejor sería que nos quisiésemos en la distancia y en la ensoñación, tal es su
timidez, según hemos podido saber por sus vecinos. Familia virtual, creo que se llama
ahora. Algo es algo y menos da una piedra. Afortunadamente, Pepe, con su juguete
virtual, está abriéndonos un poco más el círculo de los casi apagados recuerdos y
afectos infantiles. Ha removido los rescoldos de nuestras almas. ¡Nene, echa una firma
en el brasero, que ahora te toca a ti!, no seas singracia ¿os acordáis?

Y en casa de Paco encontré y conocí a Trini, forera - nazarena, y que como yo, se
había desplazado también desde Málaga en su peculiar peregrinaje, casi como el mío,
en búsqueda del necesario alimento espiritual sin el que las mentes sensibles,
difícilmente sobreviviríamos.

¡Qué fuerza la tuya, Trini, y que poco sabemos de gentes como vosotras, que habiendo
nacido no ya desde cero, como el resto de los mortales, sino desde las muchas
carencias tan ajenas a casi todos nosotros, habéis sabido a base de coraje y
sufrimiento superar todo lo físico en aras de una sublimación del espíritu, algo tan
devaluado ahora, pero mucho más gratificante y profundo que cualquier otro tipo de
bienes más reconocidos o socialmente aceptados. Verte luego, desde el balcón de mi
tía Guada, q.e.p.d., sola, tras el Cristo y andando como podías, puedes creerte que fue
para mí un espectáculo mucho más edificante y conmovedor que ver a toda una Cia.
de la Legión tras el Cristo de Mena de tu pueblo.¡Pero que cojonazos, con perdón,
como diría un castizo, mostrabas intentando contagiarnos a todos la esperanza y la
ilusión que te embargaba! ¿Sería más pertinente decir, Trini, un par de taconazos?

Y como me acosté esa noche de Viernes Santo emocionado, soñé y soñé, no sé
porqué, conque a nuestro amigo Paco, algún día acabaríamos visitándolo allá por El
Palo, en las afueras de Málaga. ¿Alguien sabría interpretarme el sueño?
Frío y frío por Sabiote. Y mujeres llevando tronos a cuestas. Madre mía, ¿desde
cuando no iba yo por mi pueblo? Y NIÑOS, MONTONES DE NIÑOS, DE
NAZARENOS, AMAMANTADOS EN LAS VIEJAS CREENCIAS DE LA RELIGIÓN Y
LOS MISTERIOS, sin tanto folclorismo como en Málaga, sin tanta farsa.

Y como no solo de trinidades vive el hombre, la tortilla de habas de mí cuñada Lola,
para acabar de redondear el día de penitencia. Sublime medicamento capaz de
reconciliarlo a uno, finalmente, con la vida y con el más allá. Gracias Lola. Emociones,
emociones en estado puro, como nos gustan a todos y lejos de los lloriqueantes
malagueños, mientras mi mujer seguía allá, que a las cositas del amor les va muy bien
un poquito de separación.

Terrible, el otro día les hablaba de un primo con complejo de Persiana y ya ven mi
enrollamiento. Perdón, que todo se paga. Siempre envidié otra oculta virtud de nuestro
Pepe: siempre ha sabido ser dueño de sus silencios.

Un abrazo “pa” todos lo foreros y visitantes ocasionales desde este Huesca tan lejano.

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