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Huesca
quiere sonar de nuevo y convencida en estos tiempos de Internet de que nada hay
tan definitorio y clamoroso, para ponerla de nuevo en la nube, como otra sonada
campanada con que convocar a los fieles Oscenses y al mundo mundial, ha
decidido organizar como una nueva Iglesia laica, harta ya de vivir entre la
continuada desesperanza por su futuro.
Y lo ha
hecho, también, porque padecía un insoportable ataque de celos, viendo como sus
hermanas pequeñas, Teruel y Barbastro se habían tan respondonas como capaces de
tejer hace ya años, un tejido ciudadano tan maduro como unido ante cualquier
atropello o desmán político al uso.
Hartos ya de tener por los suelos su cociente de frustración, casi a las
puertas del psiquiatra, tras sufrir la dura desproporción entre sus ilusionadas
expectativas democráticas de desarrollo y creación de empleo oficiales con la
dura realidad del callejón sin salida actual, en que los políticos, sin apenas
control ciudadano, no han parado de construirnos palacio tras palacio, de
Congresos, Deportes o Diputación, cuando no aeropuertos o pantanos, tan improductivos
como ruinosos.
Así es que
era inevitable la aparición de este peculiar y senior movimiento indignado de ciudadanos,
tan inquietos como ajenos a la pomada política, la que puede acabar untando
cualquier cosa, de sobra lo sabemos. Por todo ello, un grupo de ciudadanos
decidimos constituir hace meses constituir como otro remedo de Teruel Existe,
convencidos con ellos y con nuestro refranero de que “donde no hay harina, todo
se vuelve mohína”, y porque creíamos que era una obligación, tanto como
constituir un grupo de reflexión y presión social sobre el presente y futuro de
nuestra ciudad, como para aumentar nuestra propia autoestima y luchar contra la
progresiva desmoralización de los últimos tiempos, en un intento desesperado
por tomar las riendas de nuestro propio destino, haciendo entender a los políticos
que, después de tantos y tantos años de mirar para otro lado, los auténticos
dueños del cortijo, somos la callada, sufrida, obediente y votante ciudadanía,
mientras ellos, nunca deberían de haber dejado de ser lo que deberían: los
sencillos administradores de la cosa, elegidos cada cuatro años.
Entre los
socios fundadores, entreví, y es personalísima opinión, ciudadanos hartos de
tragar largas dosis de incompetencia, tras años y años viendo a monaguillos
diciendo misa sin tan siquiera haber pasado por el Seminario. Y socios hay,
importantes vecinos de Huesca, que como yo mismo, podemos estar hasta el gorro
de que por haber preferido estar mirando hacia las estrellas, todos los pasados
años, ahora podemos saber, estupefactos, como las mismísimas arcas de la DGA
están al borde del infarto.
Opiniones
personales aparte, tras presentarse el nacimiento de la criatura hace meses, el
pasado miércoles fue la puesta de largo de la Asociación, con la presentación del
proyecto de ciudad que sesudos y esforzados socios habían elaborado en
muchísimas horas de altruismo total. Y como padrinos y responsables de la idea,
entre otros, estaban nuestros queridos
D. Raúl Benito y D. Pedro Camarero, provenientes ambos de sector primario y del
terciario, de los bienes raíces y de los servicios.
Inició el
acto el primero, tocando una enorme, simpática; y simbólica campana preparada
al efecto; viéndolo, tan alto como adusto, no pude evitar el recordar cosas tan
históricas como contrapuestas. La primera, al cabreado y famoso Ramiro, junto a
ella, tras haber invitado a los “problemáticos caciques” a aquella famosa
merienda de chocolate con churros, aunque al final sólo hubieran porras, a la
vez que también me vino a la memoria el ilusionado Rato, el de la campana y la
salida de Bankia a Bolsa, mientras un servidor pedía a los cielos el que
nuestra singladura social fuera mucho más decente y exitosa que la suya. Acabó
el acto D. Pedro Camarero con su asombrosa facundia, su facilidad en el hablar,
exponiendo el proyecto como si estuviera en la barra del bar con los amigos,
sin el pretencioso y pobre hablar de los políticos de turno.
El otro día
me preguntaba un sabio amigo…¿pero qué queréis cambiar de Huesca, si tenemos a
cuarenta minutos de autovía todo, en una gran ciudad, y un Parque Natural a
menos de media hora y toda la naturaleza del mundo a menos de un cuarto de hora
desde el centro, la ciudad ideal, según decía el gran Unamuno?...Pues mejores comunicaciones,
dijo al final del acto D. Raúl Benito, empresario forjado en la dura forja de
todos los días con los pies en el suelo, en la realidad, lejos de los absurdos
Palacios, creando empleo y empresas.
Precisamos
de más y mejores comunicaciones, acabó resumiendo… y con Zaragoza , la gran
ubre de la que podríamos extraer alguna gota de algo auténticamente nutricio,
lejos de cualquier otra quimera.
Luis Manuel
Aranda
Médico- Otorrino
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