DE COÑAS Y TELEFONÍA
MÓVIL
Coña, del dicc.: guasa, chunga, broma
Más
bien, de pesadas bromas, vaya. Comenzó, les confieso, a divertirme el aparatejo
en sus albores. Eran pocos y ponían una nota de color en nuestras calles,
teatralizando, histrionizando a personajes que con caras como de estar
encantados de haberse conocido, iban diciendo por ej, solos y paseando, cosas como esta:
Oiga,
oiga ¿que el tren viene demorado?
¡Y a mí
que me importa el color que trae, yo lo que le pregunto es si va a llegar o no
a su hora!
O bien,
a personajes peculiares, con escoba y carro de basura en una mano, mientras con
la otra hablaban, portando además su iPod al cuello, dejando constancia pública
de su nivelazo, o algún “colaborador inmobiliario” como se llaman ahora algunos
de los muy dignos y solicitadísimos albañiles, con una paleta en una mano y en
la otra su chisme, hablando a voz en grito de que la moderna ventana que había
puesto, tenía hasta rotura de puente térmico y todo, nada menos.
Los
móviles, tan pequeños casi como la meada de una perra en celo y sin embargo con
tanto valor añadido, porque han conseguido convertir en snob a gentes que jamás
lo hubieran imaginado; introduciéndose gracias a él en manías o gustos hasta
hace bien poco más propias de gentes ricas o de la jet-set.
Me
prometieron prometedores sus inicios, es verdad, pero ahora, ya totalmente
telefoneizada e hipnotizada con la nueva adicción, uno se pregunta si no nos
habrán atrapado en una encerrona lamentable de la que será ya muy difícil
salir, como si de una hipoteca larga, larga, se tratase.
A estas
alturas, de sobra sabemos que todo progreso suele venir trufado de vicios
ocultos que el justiciero tiempo se encarga de irnos desvelando, como por ej.
nos ha pasado con el tabaco o con la democracia y su ruina sobreañadida, con
sus depredadores e inhumanos pelotazos urbanísticos.
Y esta
moderna telefonía inalámbrica no iba a ser menos, llena de fotos, palabras,
manos libres, vibradores, etc, etc, empieza también a desvelarnos sus múltiples
efectos secundarios. Comienzan a conocerse ya trabajos científicos serios que
hablan de la existencia de alteraciones importantes en el esperma humano entre
los efectos secundarios objetivos, mientras que entre los subjetivos, todos
nosotros y a diario, convendrán conmigo, en que también estamos a un posible
infarto de etiología telefónica. A eso, o a acabar neurotizados y con ganas de
destrozar al aparatejo,cuando “gentes con menos agua que un cuartillo de vino”
(Quevedo dixit),se creen en el derecho de importunarnos y quebrar lo que
deberíamos de considerar y reivindicar como más sagrado…nuestra propia
intimidad. Complicándonos la vida, ofreciéndonos de continuo y machaconamente,
casi siempre con exóticas y melifluas voces, fondos de inversión, seguros,
vinos afrutados o naranjas de la China. Importunándonos y asaltando nuestro
descanso como auténticos ladrones.
Y,
mientras, los queridos Ecologistas en Acción, desaparecidos, más preocupados,
supongo, por el oso pardo pirenaico.
--Oiga.., le llamo de Financial!!!.De
Financial…leches!, piensa uno mientras oyéndolo va armándose de fuerza para el
exabrupto posterior, tras recibir la quinta llamada del día y poder responder…
----Oígame
Vd…¡dejen de tocarme ya de una vez los anuncios, que ya vale!!!
¿Acaso
no sufren sus coronarias como las mías, aunque sea en otra dimensión
telefónica, cuando tras llamar a algún centro, clínica o sitio que se pretende
chip o vip, oye eso de …”nuestros operadores están ocupados en estos momentos,
manténgase en espera,”, mientras nos encontramos cuál toritos, cuadrados y a la
espera de que nos puedan meter la cosa hasta la empuñadura?.
Que los
médicos sabemos muy bien, y Vdes. también, que todas las emociones negativas
que nos crucifican pueden tener las consecuencias propias.
¿Tendría
razón Américo Castro cuando decía aquello de que los españoles somos incapaces
de armonizar los anhelos íntimos con la convivencia social?. Y, a uno, que como
a Joaquín Costa, le gustaría vivir en el campo, concentrado en su propio
equilibrio, escuchando la voz de los peñascos, árboles, pájaros e insectos,
oyendo solamente el gran silencio amigo y soportable de la nada, no puede dejar
de clamar contra esta nueva moda que victimiza a la sociedad, a todos nosotros,
esclavos y puede que hasta infelices adoradores del nuevo becerro de oro: el
nuevo animal del exceso de comunicación e información que nos tiene corneados,
intoxicados, de tanta contaminación acústica y tanto malestar psíquico como nos
produce.
En
resumen: Los escolapios y el Evangelio, me enseñaron hace ya muchos años, que
lo importante no es lo que se es o se tiene, sino el buen o mal uso que se hace
de ello.
POSDATA---“EL
HOMBRE SIEMPRE BUSCA LA COMUNICACIÓN. PERO CADA DÍA VA A SER MÁS DIFÍCIL,
PORQUE AHORA TODO EL MUNDO ESTÁ CONTINUAMENTE COMUNICÁNDOSE”, tiene dicho un
sabio humorista.
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